Miles de catalanes se tomaron las calles este miércoles tras la detención de 14 miembros del gobierno de esta región que busca organizar un referéndum de autodeterminación prohibido por la justicia el próximo 1 de octubre, mientras el presidente catalán acusó a Madrid de imponer de facto un estado de excepción.
En el centro de Barcelona, se concentraban anoche unas 10.000 personas. "Fuera las fuerzas de ocupación" y "votaremos", se escuchaba en la manifestación. En las calles de la ciudad, los ánimos se caldearon por momentos. De hecho, cientos de manifestantes congregados frente al departamento de Exteriores de la Generalitat bloquearon por horas la salida de vehículos de la Guardia Civil.
"¡Fuera, fuera, policía española!", gritaron varios centenares de personas frente a la sede de la CUP, partido separatista de extrema izquierda aliado del gobierno regional, donde la policía hizo un registro.
Entre los funcionarios catalanes detenidos figura Josep Maria Jove, número dos de la vicepresidencia regional, señaló un portavoz del Ejecutivo regional. Son sospechosos de delitos de "desobediencia, prevaricación y malversación", informó la Corte Superior de Justicia de Cataluña, sin dar detalles de la investigación.
Según una fuente judicial, el juez ordenó registros en el marco de una investigación iniciada en febrero por declaraciones que daban cuenta de un posible robo de datos para permitir a los independentistas catalanes disponer del censo de los contribuyentes.
Con sus acciones, el Estado español ha "impuesto de facto un estado de excepción", denunció el presidente catalán, el independentista Carles Puigdemont, quien insistió en convocar a los catalanes a votar en la consulta "frente a un régimen represivo e intimidatorio". El Ejecutivo catalán reiteró así su convicción de realizar el referéndum pese a la prohibición del Tribunal Constitucional, que había advertido a un millar de altos cargos no organizarlo so pena de exponerse a consecuencias judiciales.
"Legitimidad"
El gobierno "está cumpliendo con su obligación" y "el Estado de Derecho funciona", afirmó el jefe de gobierno, Mariano Rajoy, haciendo un llamado a "volver a la normalidad".
"Ha llegado el momento. Resistimos pacíficamente. Salimos a defender desde la no violencia nuestras instituciones", escribió en Twitter Jordi Sánchez, presidente del movimiento independentista Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), que junto a otras organizaciones en la región llamaron a protestar.
"Si Rajoy persiste en esta estrategia represiva encontrará todo el catalanismo unido en su diversidad defendiendo derechos y libertades", advirtió en Twitter Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. "Llamamos a los gobiernos de Cataluña y España a detener una escalada que nos lleva al desastre", pidió, por su parte, el líder regional del opositor Partido Socialista, Miquel Iceta.
En Madrid, defensores del referéndum se preparaban para manifestarse en la céntrica Puerta del Sol. El portavoz del gobierno central, Íñigo Méndez de Vigo, advirtió a los independentistas de "buscar en manifestaciones callejeras una legitimidad que no tienen".
Los separatistas son mayoría en el parlamento catalán desde 2015, pero la sociedad catalana se muestra muy dividida ante la independencia de esta región de 7,5 millones de habitantes. En las elecciones regionales de 2015, los independentistas obtuvieron el 47,6% de los votos y los defensores de seguir en España el 51,28%.