Bruno Mars, la Teletón y la cartelera 2018 ponen a prueba el Nacional

estadio

Luego que el show de U2 afectara visiblemente parte de la cancha del recinto, desde el lugar han impulsado una serie de medidas para evitar que los próximos eventos generen las mismas consecuencias.




La herida estuvo a la vista de todos. Tras el show de U2 del 14 de octubre, el lado sur de la cancha del Estadio Nacional quedó notoriamente afectado, con el césped incluso luciendo otro color y otra textura, lo que ha sido evidente en los posteriores partidos disputados por Universidad de Chile en el recinto.

De hecho, después del espectáculo, la propia dirigencia del equipo estudiantil le manifestó a la ANFP su preocupación por el tema y le solicitó la postergación del encuentro por Copa Chile que tenía fijado para cuatro días después contra Antofagasta, lo que fue negado por la entidad. Como respuesta, desde el propio reducto ñuñoíno minimizaron el perjuicio al pasto y lo calificaron de meramente estético.

Más allá de los puntos de vista, la fricción revive el ya conocido gallito entre música y fútbol al minuto de utilizar el coliseo deportivo, situación que con cierta intermitencia se extiende por más de una década, desde que los megaeventos se hicieron mucho más frecuentes en la capital, y empezaron a colisionar con los intereses de los clubes y de la Selección Chilena.

Pero esta vez el embrollo tiene un matiz. Pocas veces antes la cancha se había visto tan damnificada tras un recital, lo que se suma a los dos encuentros igual de multitudinarios que enfrentará de modo muy próximo, con el sitio aún en recuperación: el debut de Bruno Mars para el 28 de este mes, con varias de sus localidades agotadas; y el cierre de la próxima Teletón, agendado para el 2 de diciembre.

Eso sí, diversas voces advierten que el caso de U2 tiene un carácter excepcional. El desaguisado se debió a que el cubrepiso usado en la zona del escenario -finalmente la única parte del estadio perjudicada- era de acero, lo que ocasionó las fallas en el terreno. También conspiraron el gigantesco tamaño del montaje traído por los irlandeses -con una tarima secundaria que se extendía hasta la cancha- y algunos aspectos relacionados con el propio estadio, como la falta de semillas para replantar el pasto requerido a tiempo.

Pese a ello, hay preocupación por las instancias más inminentes. Aunque en el Instituto Nacional del Deporte (IND) -entidad que administra el Nacional- confían en que el escenario que trae Mars posee menores dimensiones en comparación al de U2, el foco giró hacia la Teletón. Hace unos días, las autoridades deportivas sondearon la alternativa de que el escenario que la cruzada habitualmente levanta en la mitad del coliseo se mudara a la pista de recortán que circunda la cancha. La idea era mantener el lugar en óptimas condiciones para el encuentro que la "U" tendrá contra Deportes Iquique seis días después de la campaña. Pero los organizadores de la maratón televisiva no aceptaron tal propuesta. Eso sí, se ocuparán unas plataformas especiales para que el escenario no presione directamente el césped.

Desde la Teletón dicen: "Hay un protocolo de protección de la cancha que exige el mismo estadio. Dicho protocolo establece los parámetros necesarios para la protección de la cancha. Además, considera que el pasto debe quedarse una semana bajo una carpeta que es importada y tiene cierta tecnología". Jorge Ramírez, director de Agepec, la entidad gremial que agrupa a las productoras de eventos, va en una línea similar: "Desde hace años se ocupa una carpeta para proteger el pasto, la que está en manos del estadio y que ha permitido sin inconvenientes la convivencia de música y deportes. En U2 se provocó un problema donde los tiempos no fueron los adecuados, por lo que es un caso aislado. De todos los shows que se hicieron antes, ninguno tuvo ese problema".

En lo concreto, y según distintas fuentes conocedoras del tema, la productora DG Medios no debió pagar esta vez un monto extra para recomponer los problemas del pasto. Sin embargo, los contratos entre las compañías dedicadas al rubro y el reducto establecen dos condiciones en caso de posibles daños a la infraestructura y, sobre todo, a la superficie de juego: cinco días antes del inicio del montaje, los promotores deberán entregar una póliza de seguro por un valor de 10 mil UF contra daños y prejuicios, incluyendo lo que suceda en las dependencias aledañas; y también deberán firmar una boleta de garantía bancaria por cerca de $50 millones y cuyo vencimiento no podrá ser inferior a 60 días hábiles después de la realización del espectáculo. En el caso que las butacas sean dañadas, el trato establece que la productora deberá pagar alrededor de $50 mil por cada una de ellas.

Desde el mundo del fútbol siempre se han mostrado recelosos con la idea de facilitar el lugar para conciertos. Pero la realidad reduce tal resquemor: los ingresos para el IND por los recitales son superiores a los que percibe por los partidos de la "U". En el caso de los shows del último tiempo, el arriendo cuesta alrededor de $20 millones. Además, la administración del lugar se queda con un 7% de la recaudación por venta de entradas. Y hay más costos extra: cerca de $4 millones en caso que los promotores excedan los días acordados para el arriendo y $2 millones por el uso de una pantalla LED para que la firma pueda pasar información publicitaria relativa a sus próximos eventos.

En el caso de los encuentros futbolísticos, hasta el año pasado el arriendo por parte del club azul se situaba en $20 millones para partidos clase A (básicamente clásicos) y $15 millones para los de menor asistencia. Y ahí también corre otro factor: los tickets para el fútbol poseen un precio muy menor en comparación a los de los shows, lo que también provoca el desbalance en los montos generados por la música versus el balompié local.

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