Chile y Brasil: La última prueba vale doble

Ambas selecciones se vuelven a ver las caras 274 días después del palo de Pinilla. La Roja reforzó dispositivo defensivo para controlar a su rival.




Para Chile es la última prueba antes de la Copa América. El examinador es el más complicado de todos: Brasil. Fue el que pidió Jorge Sampaoli y el mejor parámetro para medir si la Roja está en condiciones de afrontar el torneo continental con la chapa de candidato que ganó después del Mundial y que los  propios jugadores se han encargado de presumir sin mediciones, por más que el capitán Claudio Bravo haya intentado mesurar los comentarios.

El casildense preparó el examen en serio. Al punto que dividió a su plantilla virtualmente en dos: una para enfrentar el miércoles a Irán, en Sankt Pölten,  y la otra, con los nombres más estelares, para enfrentar esta tarde al pentacampeón del mundo. Incluso, estudió detenidamente los movimientos de su rival para determinar la formación que utilizaría y el orden que les dará en el campo de juego.

Dunga también. El seleccionador brasileño admitió que el crecimiento que Chile ha mostrado en los últimos dos Mundiales obliga a prestarle atención. E incluso a mostrar una mayor preocupación por sus figuras, pero fundamentalmente por su funcionamiento colectivo.

Hoy, en Emirates Stadium, se medirán dos estilos comandados por técnicos que se admiran y que han cultivado una relación respetuosa y cercana. Que, incluso, han intercambiado ideas.

Chile intentará protagonizar el juego, aunque el casildense admitió que tomará precauciones ante la peligrosidad del ataque rival y el Scratch opondrá la solidez defensiva y contundencia de su pareja de ataque: Neymar y  Robinho.

Sampaoli pretende controlar el juego brasileño por las bandas. Considera que es su argumento más peligroso. Por eso, aunque dispuso el ingreso de tres centrales (Medel, Jara y Albornoz), dedicó especial atención al funcionamiento de los volantes externos, Mauricio Isla y Eugenio Mena. Prevé duelos constantes con los laterales brasileños Danilo y Filipe Luiz. Y, de ser necesario, ordenará el repliegue de los externos para proteger a Claudio Bravo.

La idea es generar volumen en todo el campo. Por eso, en el eje central, también habrá un contingente nutrido: Rodrigo Millar sobrevivió a la magra presentación que cumplió ante Irán y acompañará a Charles Aránguiz. Originalmente, Sampaoli tenía otro plan: entregarle el centro de la cancha a David Pizarro. Pero los problemas físicos que mostró el jugador de Fiorentina aconsejaron postergarlo. Por la misma razón, tampoco estará disponible el colocolino Jaime Valdés.

Cuando Chile pierda el balón, Arturo Vidal, quien aparecerá como el volante más adelantado, también tendrá la orden de colaborar en la recuperación.

En la delantera, el técnico volverá a confiar en la dupla que utilizó en el Mundial. Alexis Sánchez se sentirá en casa, porque, literalmente, jugará en ella. Y Vargas tendrá una nueva chance para reencontrarse con su mejor nivel, que extravió en la competencia británica. Para el DT sigue siendo una pieza clave.

La contundencia preocupa

Neymar y Robinho pueden desequilibrar en cualquier momento. Sampaoli lo sabe y Dunga también. Por esa razón, la premisa básica del técnico brasileño es la solidez defensiva. Que garantiza la dupla de centrales  compuesta por Thiago Silva y Miranda y la dupla compuesta por Luiz Gustavo y Elías en el sector medio. Pero ofensivamente, los pentacampeones mundiales ofrecen más argumentos y, sobre todo, llegan a Londres con una gran confianza. Al revés de la Roja, fueron contundentes ante Francia, a la que vencieron por 3-1 en el Stade de France. Oscar y Willian, los volantes de Chelsea exigirán permanentemente a los mediocampistas nacionales. De ahí que la conclusión sea que Brasil defiende con seis hombres y ataca permanentemente con cuatro.

Sampaoli tomó nota. El encargo es cuidar el balón. Y, sobre todo, no exponerse al contraataque brasileño. Usó una palabra para definirlo: letal. Y el técnico nacional, como sus pupilos buscan todo lo contrario, revitalizar la ilusión para llegar en el mejor pie a la disputa de la Copa América, en casa. Por eso, la prueba de hoy es de coeficiente dos. Para Chile, vale doble

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