El choque de las izquierdas ante la opción populista

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Según expertos, los partidos tradicionales de izquierda están perdiendo terreno ante movimientos más radicales.




"Golpe profundo", "sanción histórica" y "desastre" fueron algunos de los calificativos que el candidato presidencial del Partido Socialista, Benoît Hamon, escogió la noche del domingo 23 de abril para definir su estruendosa eliminación de la primera vuelta de las elecciones francesas. Ubicado apenas en el quinto lugar, con sólo un 6,36% de las preferencias, el ex ministro de Economía Social y de Educación de François Hollande se atrevió, sin embargo, a declarar que "la izquierda no está muerta".

Pero no pocos postulan que el PS viene experimentando desde hace rato una "muerte lenta", a causa, entre otras razones, de que nunca se reformó. Y fue precisamente un ex socialista crítico del actual curso del partido quien capitalizó este "funeral": el "insumiso" Jean-Luc Mélenchon, quien resultó tercero en las elecciones, con el 19,58% de los votos. El mismo histriónico senador que azotaba con su conciencia progresista la vida del partido y que en 2008 cerró de un portazo 30 años de militancia en el PS, sin imaginar que se convertiría en una figura esencial de la izquierda gala, un populista de izquierda para sus adversarios.

"Hay una crisis profunda en la izquierda tradicional francesa, que ya no es más una izquierda tradicional. Hace tiempo ha entrado dentro el círculo vicioso del centro neoliberal que se ha impuesto desde hace ya 20 a 30 años. El hecho de que se hayan presentado dos fracciones tan diferentes como las de Hamon y Mélenchon ya indica que la división es demasiado grande", explica a La Tercera Santiago Zabala, filósofo investigador de la Universidad Pompeu Fabra.

Una crisis del PS galo de la cual ya advertía en diciembre el Financial Times. Uno de los principales columnistas del diario británico, Gideon Rachman, señalaba entonces que la decisión del socialista François Hollande de no postularse para la reelección como Presidente de Francia era "dramática", pero "inevitable" ante su escasa aprobación en las encuestas. "La crisis existencial de la centro-izquierda occidental se intensifica en Francia", resumía el título de la nota de Rachman.

Y es que la crisis de la izquierda tradicional no se circunscribe sólo a Francia. Según Rachman, la caída política de Hollande "es una prueba más de los profundos problemas políticos" de la centro-izquierda en el mundo occidental. "El Partido Laborista de Gran Bretaña, los demócratas en EE.UU., el SPD en Alemania y los socialistas en España están perdiendo apoyo y sentido de propósito", argumenta, recordando que muchos de sus electores naturales de la clase obrera han emigrado, por ejemplo, hacia partidos de extrema izquierda como el español Podemos.

"El problema en Europa, en general, es que la mayor parte de los partidos tradicionales socialistas han dejado de ser lo que eran", acusa Zabala. Lasse Thomassen, experto en política radical actual del Queen Mary College de la Universidad de Londres, cree, por su parte, que "los partidos tradicionales de izquierda no han sido capaces de articular un diagnóstico de lo que salió mal con la globalización para muchos grupos de la sociedad", según dijo a La Tercera (ver entrevista).

En opinión de Marina Prentoulis, académica de la Universidad de East Anglia y miembro de la coalición de izquierda radical griega Syriza, "los partidos socialdemócratas ocupan quizás la posición más incómoda en este proceso de articulación de algo nuevo: algunos quieren cruzar la línea y recuperar algo de sus principios socialistas y su papel de defensores de la causa popular. Pero ya puede ser demasiado tarde. El nuevo discurso populista de izquierda ya tiene su propio impulso y su propia identidad particular".

Syriza y Podemos

En efecto, en Grecia y España, los populistas han sacudido a la izquierda. Pasok, el una vez poderoso Partido Socialista griego, fue derrocado en las elecciones de enero de 2015 por Syriza, cuyo líder, Alexis Tsipras, es ahora primer ministro. Fue la primera vez que un partido más a la izquierda de la socialdemocracia ganaba unas elecciones en el país. Nacida como coalición en 2004, pero fundada como partido en 2012, Syriza ya había logrado una sorpresiva votación en las legislativas de 2007, con un inesperado 5,04%. Una participación que vio aumentar al 26,9% en las elecciones generales de mayo de 2012.

Formado en 2014, Podemos logró un éxito sin precedentes en las elecciones al Parlamento Europeo en mayo de ese mismo año. La colectividad de Pablo Iglesias irrumpió entonces como la tercera fuerza electoral con cinco eurodiputados, sólo superado por el PP y el Psoe. En las elecciones generales de diciembre de 2015, Podemos revalidó su ascenso al lograr el 20% de los votos, ubicándose como nueva alternativa parlamentaria. Según la última encuesta de Metroscopia, Podemos se ubica en el segundo lugar intención de voto, con 20,7%, sólo superado por el PP. El Psoe, en tanto, marca un 20,2%.

A juicio de Zabala, "España es uno de los pocos lugares donde el populismo de izquierda está funcionando bastante bien", ya que en Grecia, asegura, "están bastante enojados con Tsipras". "De todos los partidos de izquierda en Europa el que me parece tiene más oportunidades de salir adelante y salir pronto ganador es Podemos. ¿Y por qué? Por una simple razón: sus líderes han seguido la experiencia sudamericana muy de cerca. Han tenido la experiencia muy de cerca de un populismo de izquierda que, por lo menos, hasta hace poco ha funcionado".

Al respecto, Raúl Madrid, experto en política latinoamericana de la Universidad de Texas, explica a La Tercera que "la izquierda populista en América Latina precedió el ascenso del populismo en Europa y EE.UU. en más de una década". "Cuando los partidos izquierdistas o de centro-izquierda, como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Bolivia, Izquierda Democrática en Ecuador y Acción Democrática en Venezuela, giraron al centro y abrazaron políticas neoliberales, crearon espacio político en la izquierda para el ascenso de partidos populistas más radicales. Este espacio fue llenado por movimientos liderados por Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez", dijo.

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