Eugenio Tironi: "Quizás haya que ajustar el libreto, pero no cambiar los actores"

Tironi rechaza la idea de efectuar un cambio de gabinete. "No veo por qué otras personas lo harían mejor que las que están".




"Bastaría con que Bachelet se emancipe un poco de ese 'deber ser' que es el programa y se suelte un poco. En otras palabras, que siga su intuición".

Para Eugenio Tironi parte de las dificultades que ha debido encarar el gobierno y que se ven reflejadas en la baja en las encuestas, está en el excesivo apego al programa de gobierno. Por lo mismo, el sociólogo no cree que un cambio de gabinete sea la solución, sino que una modificación en el libreto.

El gobierno está a punto de cumplir seis meses y ya hay dirigentes de la Nueva Mayoría que presionan por hacer una evaluación al gabinete y eventualmente cambiar algunos ministros, ¿tienen sustento dichas solicitudes?

No veo por qué otras personas lo habrían de hacer mejor que las que están, y que apenas llevan seis meses. Quizás haya que ajustar el libreto, pero no cambiar a los actores.

¿En qué áreas ve mayores dificultades?

En dos: la económica, que se encontró con una desaceleración que no estaba en sus libros y que inicialmente minimizó; y la política, que pasada la pasión reformista de los primeros meses no ha conseguido levantar un discurso apropiado a tiempos normales y no a momentos fundacionales.

Según Adimark, por primera vez en este mandato Bachelet baja del 50% de aprobación y el gobierno tiene más rechazo que valoración, ¿ese no es un indicio de que se necesita un ajuste en el equipo de gobierno?

En absoluto. Lo que ocurre es que el gobierno ha tenido que encarar las miserias de la gestión. Esto siempre es menos glamoroso que la proclamación de nuevas formas de gobernar, nuevos ciclos y cosas por el estilo. Pero un gobierno no puede huir de la gestión; y para hacerla bien necesita darles estabilidad a sus ministros.

¿Dónde ve la raíz en la baja en aprobación, en la tramitación de las reformas, o en la desaceleración económica?

Es una mezcla de cosas: el invierno, las fallas del Metro, las alzas de precios, las perspectivas económicas; vale decir, los clásicos problemas de la vida ordinaria. Ellos estuvieron contenidos y, en cierto modo, sublimados cuando parecía que las reformas iban a salir por un tubo y resolver automáticamente todos los problemas. Pero como no fue así -como no puede ser así-, la gente empieza a inquietarse y a ponerse más desconfiada. Es natural.

Para algunos el problema está en la falta de experiencia en el equipo político.

Insisto: el problema no es de personas, es de libreto; es de cómo mantener el encanto de estar juntos después que ha pasado la pasión inicial. Bachelet sabe como nadie cómo hacerlo. Bastaría con que se emancipe un poco de ese "deber ser" que es el programa y se suelte un poco. En otras palabras, que siga su intuición.

Se ha planteado que algunos ministros partieron su gestión asumiendo que el amplio caudal de apoyo dado a Bachelet en las elecciones también les pertenecía y que por lo mismo podían impulsar sus agendas sin la necesidad de dialogar o buscar acuerdos.

Inicialmente hubo cierta soberbia, es cierto. En parte aduciendo que las cosas no podían discutirse porque ya habían sido zanjadas con la aprobación alcanzada por Bachelet y la Nueva Mayoría en la elección pasada. Y en parte afirmando que lo que se proponía estaba fundado en la ciencia (en particular la económica), y los que tenían críticas o dudas eran ignorantes o mal intencionados. De ahí nació la "retroexcavadora". Pero todo esto ya está enterrado y bien enterrado. Se confirmó que la realidad era una retroexcavadora mucho más poderosa que la de Quintana...

El ministro Arenas ha sido duramente cuestionado incluso se habla directamente que debe dejar el gobierno para que exista un cambió de ánimo y se retome la confianza del empresariado ¿ve posible que pueda salir del gabinete?

Si la idea es combatir la incertidumbre y reforzar la confianza entre los agentes económicos no creo que haya nada menos apropiado que cambiar al ministro de Hacienda a seis meses de asumir y teniendo a su haber una reforma tributaria gigantesca alcanzada en tiempo récord y con un amplio respaldo político.

Siempre se dice que los ministros de Hacienda son intocables, ¿sería muy dramático si sale?

Es que francamente no veo ningún motivo, salvo que alguna gente no lo encuentre simpático ni se lo encuentre en Zapallar.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.