"2001: Odisea del espacio es de esas raras películas que son pura narrativa cinematográfica y te dicen que no deben ser entendidas, sino sentidas". Las palabras son del director Christopher Nolan en torno al clásico de Stanley Kubrick. Por estos días, el hombre que redefinió a Batman en el cine promociona su primera película después terminar su propia historia del personaje con El caballero de la noche asciende (2012).

Se trata de Interestelar, un drama de ciencia ficción que llega a las salas locales este jueves 6 y que es probablemente uno de los estrenos más esperados del año. No sólo por las expectativas de ver a Nolan nuevamente en la silla de director, ya completamente alejado de ciudad gótica, sino que además por un elenco estelar que incluye al más reciente ganador del Oscar a Mejor Actor, Matthew McConaughey, además de Anne Hathaway, Jessica Chastain y Michael Caine. 

De hecho, ya se da como segura su presencia entre las nominadas a Mejor Película para la próxima ceremonia de los premios de la Academia en febrero. Porque, además de su prestigioso equipo de producción, la cinta llega con un inmejorable contexto.

MENOS FANTASÍA

El espíritu existencialista frente al espacio planteado por Kubrick, que está plasmado por todas partes en la estética de Interestelar, revivió el año pasado gracias a Gravedad. La apuesta de Alfonso Cuarón, que le valió al mexicano el Oscar a Mejor Director, fue una de las cintas más aclamadas de 2013, y de paso recaudó US$ 700 millones, siete veces su costo de producción.

La cinta volvió a clavar la bandera de Hollywood en la temática espacial basada en el drama y la ciencia ficción, más del tipo teórica que fantástica. Menos Star Wars, más 2001. Al igual que Nolan con su nueva película, Cuarón basó su historia en elementos basados en la realidad, desde el movimiento en gravedad cero, hasta la posibilidad de una tormenta de residuos espaciales.

En el caso del director de Batman inicia, el esfuerzo de revivir la estética de Kubrick va más allá. Además de centrar su historia en un futuro distópico, donde los avances tecnológicos invitan a reflexionar sobre los límites y el propósito de la raza humana más que a maravillarse, el trabajo de Nolan fue particularmente meticuloso en representar posibilidades científicas reales del viaje en el espacio. Para eso, el cineasta trabajó con Kip Thorne, reconocido físico teórico, cuya labor como consultor le valió un crédito como productor ejecutivo del largometraje.

"Yo llegaba con una duda y él me respondía: 'La verdad no creo que sea posible, pero déjame pensarlo'. Y luego se iba y hacía cálculos durante días y volvía con una respuesta. Nunca se hartó de mis preguntas infinitas. Debatíamos ampliamente sobre sí era posible ir más rápido que la velocidad de la luz y todas esas preguntas que son frustrantes para los científicos", dijo Nolan a The Hollywood Reporter.

¿Suena conocido? Kubrick tuvo una relación parecida con el escritor Arthur C. Clarke, con quien coescribió el guión de 2001: Odisea del espacio, al mismo tiempo que este último redactaba la novela. Ambas duplas trabajaron con el objetivo de plantear un futuro lógico, que de paso levantara preguntas sobre el presente.

OPINIONES DIVIDIDAS

Pero si algo demostró Nolan en su trilogía de Batman es la capacidad para encontrar inspiración tanto en el mundo cinéfilo de La naranja mecánica como en la cultura pop de Space oddity, de David Bowie. Interestelar tiene también en su ADN cintas como Encuentros cercanos del tercer tipo (1977), de Steven Spielberg, director que originalmente se iba a encargar del proyecto, que nació de un guión de Jonathan, hermano de Nolan. También laten influencias de Contacto (1997), de Robert Zemeckis, que también tenía en su elenco a McConaughey, y una trama que involucraba viajes a través de agujeros de gusano. Incluso Wall-E (2008), la premiada cinta animada de Pixar, es recordada al mirar el basurero en el que se ha convertido la Tierra.

La ambición de la cinta de ser un espectáculo tanto visual como intelectual no ha gustado a todos. Medios como Variety le otorgaron una calificación perfecta : "Nolan te transporta en un viaje visionario por el tiempo y el espacio, el que apela de igual forma al cerebro y al corazón". En tanto, The Guardian fue menos entusiasta: "Es un espectáculo glorioso, pero el director en su ambición de sorprendernos olvidó entretenernos".