José Luis Daza, economista: "Si Piñera logra restaurar un crecimiento sostenido, Bachelet será un paréntesis en nuestro desarrollo"

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A su juicio, con el amplio resultado de segunda vuelta, "la población chilena expresó un rotundo no a la retroexcavadora" y ahora la caída de la incertidumbre ayudará a la economía. Sin embargo, llama al presidente electo a no cometer el mismo error de su primer mandato, donde "se enfocó en gestionar, pero no impulsó una agenda reformadora". Advierte que "Piñera tiene que liderar la agenda de discusión pública, no reaccionar a ella".




El fin de semana pasado, José Luis Daza estuvo apenas un par de días en Santiago. Vino básicamente a votar en la segunda vuelta entre Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, y luego partió de regreso a Nueva York, donde reside desde hace 25 años, a seguir gestionando su hedge fund QFR Capital.

Pese a que lo criticó en su primer gobierno, está expectante sobre lo que pueda hacer el abanderado de Chile Vamos en su segundo mandato. "Si Piñera logra restaurar un crecimiento sostenido, Bachelet será un paréntesis en nuestro desarrollo económico", asegura. Para eso, señala, se necesita hacer cambios muy importantes al marco regulatorio, impositivo, laboral y en eficiencia del Estado. No basta con rectificar las reformas de la actual administración, sino que en su visión Piñera debe proponer una agenda propia. De lo contrario, advierte, "la propondrán otros y se encontrará en una posición reactiva". Cree que hay que reponer "la obsesión" por reducir la pobreza y asumir "un compromiso total con mejorar la distribución del ingreso y de oportunidades".

¿A qué atribuye el amplio triunfo de Sebastián Piñera en segunda vuelta?

El resultado es altamente consistente con lo que mostraron las encuestas en los últimos tres años sobre el rechazo al gobierno y sus reformas. Son tres años de observaciones continuas en línea con la elección final. La única observación discordante fue la primera vuelta. Dada la magnitud, amplitud geográfica del triunfo y la forma en que el gobierno planteó la segunda vuelta, tiendo a pensar que la población chilena expresó un rotundo no a la retroexcavadora. Pero el cerebro genera sesgos importantes, entre ellos interpretar eventos de manera que confirman nuestras creencias, por lo tanto, hay que estar abiertos a esperar estudios estadísticos sobre todo de análisis de microdatos, por regiones, por comunidades.

Hay analistas que señalan que la población tiene hoy menos compromisos ideológicos.

Hay muchas hipótesis, algunas que no apuntan a ideología, sino que a emociones gatilladas durante la campaña. Pero veo claramente a políticos y muchos analistas todavía anclados en la lógica del Sí y del No. Los políticos se quedaron atrás de la población. La gente parece analizar las alternativas políticas mirando al futuro en forma pragmática, sin esas anclas del pasado. Son pocos los políticos que han tenido la capacidad intelectual y emocional para abandonar esa lógica divisoria. El público votante parece mirar al futuro más que al pasado.

¿Se refiere a algún partido en especial?

El caso más concreto es la Democracia Cristiana. Sus dirigentes prefirieron aliarse con el Partido Comunista, una de las instituciones más reaccionarias del planeta, en vez de apoyar a Piñera, una persona con un discurso de diálogo, de inclusión, de búsqueda de consensos, que hizo un gobierno de centro y cuyo ADN es totalmente democratacristiano. Apoyaron a un candidato que hablaba de hacer patria con un sector de la población, de meterle la mano al bolsillo y que coqueteaba con el Frente Amplio. Sus votantes los abandonaron hace tiempo, y muchos parecen haber votado por Piñera.

En el oficialismo acusaron política del terror de Piñera con lo de 'Chilezuela'. ¿Fue un sinsentido o tenía algún asidero esa comparación?

Me parece que lo de 'Chilezuela' fue una forma ingeniosa de hacer una asociación de ideas con el diagnóstico, lenguaje y forma de gobernar común a los gobiernos populistas de América Latina. Con diferentes matices, Kirchner, Rousseff, Chávez y el Frente Amplio chileno tienen un diagnóstico similar sobre los males del mundo, el capitalismo, el lucro, mercados, el consumismo, individualismo, y sobre el rol pródigo del Estado. Alejandro Guillier reforzó esa asociación con las citas al Che Guevara, a Chávez. Chile no iba a convertirse en Venezuela, pero gente que comparte ese diagnóstico estaría en su gobierno o ejercería fuerte presión desde fuera de su gobierno, si hubiese ganado.

¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta Piñera?

El principal desafío es generar consensos para revertir los elementos más dañinos al crecimiento de las reformas de Michelle Bachelet. El desafío político mayor es proyectar a su sector más allá de cuatro años en el poder. En términos de gestión, creo que los sindicatos públicos en un momento serán un fuerte desafío, para lo cual es importante pensar proactivamente una estrategia. Para Chile, como país, el principal desafío es crear condiciones para enfrentar y aprovechar los enormes cambios tecnológicos en todas las áreas de la vida. La tecnología generará una vorágine de cambios, enormes shocks de destrucción creativa, donde muchos aprovecharán nuevas oportunidades y muchos quedarán al margen de la economía moderna.

¿Cuáles debieran ser sus prioridades?

Puedo decir lo que me gustaría a mí: la restauración de alto crecimiento potencial sería, sin duda, la primera prioridad, la segunda prioridad y la tercera prioridad. Necesitamos alto crecimiento sostenido para solucionar nuestros principales problemas sociales. El ex Presidente Lagos lo expresó en forma clara.

Pero junto con ello, me gustaría ver la restauración de un enfoque obsesivo, profesional, en reducir la pobreza. Asumiría un compromiso total con mejorar la distribución del ingreso y de oportunidades. El conocimiento moderno del cerebro nos indica que la posición relativa de las personas es un factor esencial en el bienestar individual. Niveles mínimos de calidad de vida son necesarios, pero la posición relativa de las personas importa para tener una sociedad sana. Además de razones de moral, hoy hay abundante conocimiento derivado de neurociencia, economía del comportamiento y sicología evolutiva, que nos indican la importancia de la posición relativa de una persona y percepción de dignidad en su bienestar.

Además de enmendar las reformas de Bachelet, ¿qué cambios propios debiera impulsar Piñera?

Más que hablar sobre reformas específicas, prefiero hablar sobre criterios para diseñar políticas y tomar decisiones. El primer criterio es analizar, enfocar todas las políticas desde el punto de vista de incentivos; incentivos a trabajar más, a ahorrar, a invertir, a estudiar, a contaminar menos, a incorporar tecnologías, etc. Segundo, restaurar criterios de eficiencia; eliminar el despilfarro. Tercero, incorporar flexibilidad a todas nuestras instituciones. La flexibilidad es la primera línea de defensa frente a los shocks tecnológicos y de conocimiento.

¿Dónde debiera dejar su sello?

Hay áreas donde la centroderecha puede tomar banderas y lograr objetivos sobre los cuales la izquierda populista ha sido vociferante, pero incapaz de ejecutar: erradicar la pobreza, mejorar la distribución del ingreso y cuidar el medioambiente en un contexto de alto crecimiento económico. Existen las ideas y la capacidad de gestión para lograrlo. Conciencia social, empatía, eficiencia y capacidad de gestión. Contará con el apoyo de la centroizquierda moderna del país.

¿Qué errores de su primer gobierno debe evitar esta vez?

Creo que tiene que liderar la agenda de discusión pública, no reaccionar a ella. En su primer gobierno Piñera se enfocó en gestionar, pero no impulsó una agenda reformadora. Sin duda, necesitábamos una reforma educacional, del mercado laboral, del sistema de pensiones, pero no las chambonadas de reformas que hizo Bachelet. Al igual que en la naturaleza, en política el vacío no existe. Si no propone una agenda, la agenda la propondrán otros y se encontrará en una posición reactiva.

Con un Parlamento fragmentado y sin mayoría, ¿qué opción tiene de avanzar y lograr acuerdos?

Dado que no tiene mayoría, la única forma de avanzar es logrando acuerdos con el centro. Esto hará que los cambios sean estables. El ejemplo de Obama ha sido emblemático. Por primera vez en generaciones, un presidente impulsó una reforma que afecta a gran parte de la economía sin ni siquiera un voto del partido opositor, de los republicanos, con una mayoría temporal. Bueno, los republicanos pasaron a ser mayoría y adiós a la reforma de salud de Obama. Y Trump está gobernando de la misma manera. El día de mañana volverán los demócratas a ser mayoría y revertirán muchas medidas que solamente tuvieron apoyo republicano.

¿Los cuatro años de gobierno de Piñera serán suficientes para revertir el daño que usted ha señalado le provocaron las políticas y reformas de Bachelet a Chile?

Por supuesto que no. Su pregunta me indica que todavía no hay conciencia de la profundidad del daño causado por las reformas de Bachelet. Tomará mucho tiempo y trabajo político y técnico revertirlas.

¿Qué pasará con las expectativas ahora?

La caída en incertidumbre va a ayudar a la economía. Los modelos modernos de inversión, sobre todos aquellos que incorporan teoría de opciones, indican que cuando los proyectos de inversión tienen costos hundidos, no fáciles de recuperar, y la incertidumbre aumenta, la estrategia óptima es esperar, dilatar la inversión. La llegada de Piñera reduce la incertidumbre por lo menos por cuatro años y probablemente se ejecutarán proyectos que fueron dilatados. Larry Summers, ex asesor económico de Obama, ex secretario del Tesoro y ex presidente de Harvard, suele decir que reducir la incertidumbre es la forma más barata de estímulo económico.

¿Lo ve capaz de elevar el PIB potencial que está entre 2,5% y 3%? ¿A cuánto puede aspirar Chile?

Pienso que Chile puede aspirar a tasas de crecimiento de más de 4%, incluso por un período prolongado, pero se necesita hacer cambios muy importantes al marco regulatorio, impositivo, laboral, eficiencia del Estado. Hay mucho espacio para avanzar a la frontera tecnológica, pero para ello se requiere crear un ambiente propicio a la inversión de largo plazo, a la innovación, a la toma de riesgos. Sospecho que hay un porcentaje importante de los empleados públicos con productividad cercana a cero que podrían pasar al sector privado, aumentando la masa laboral productiva. Con Piñera vamos a crecer más rápido, pero no estoy seguro de que tenga la intención ni capital político para hacer los cambios que yo creo que se necesitan para maximizar el crecimiento de largo plazo.

¿Piñera podrá recuperar en su período el peldaño que se perdió en la clasificación de riesgo país?

Las agencias clasificadoras son muy lentas, tienen enorme inercia; no van a hacer nada hasta que haya indicaciones claras de que la trayectoria de deuda pública en que Bachelet metió a Chile se ha revertido.

El legado de Bachelet

¿Cómo quedará inscrito finalmente en la historia el gobierno de Bachelet?

Paradójicamente, la historia de Bachelet dependerá de cómo le vaya al país con Piñera. La historia mostrará que durante 30 años Chile transitó por una autopista que nos llevaba al desarrollo, incluyendo su primer gobierno. Los datos mostrarán que ningún país de Occidente avanzó a mayor velocidad que Chile en desarrollo económico y social. Pero Bachelet volvió de las Naciones Unidas llena de energía y adoptó un diagnóstico y lenguaje común a la izquierda latinoamericana; se salió de esa autopista y tomó un desvío que nos metió de lleno en el barrio latinoamericano. De haber ganado, Guillier seguiría dando vueltas, y en ese barrio. Piñera le pegará unas vueltas al manubrio y nos enfocará nuevamente hacia el desarrollo. Podremos tener diferencias sobre la velocidad a que podemos avanzar, pero avanzaremos en la autopista y dirección correctas. Si Piñera logra restaurar un crecimiento sostenido, Bachelet será un paréntesis en nuestro desarrollo económico.

De los tres ministros de Hacienda que tuvo, ¿con cuál se queda?

Con Rodrigo Valdés por razones que explicaré más adelante. Pero me gustaría comentar sobre una paradoja muy grande que surgió en los últimos cuatro años. Excelentes economistas de la Concertación, que contribuyeron al manejo económico de Chile durante el mejor período de su historia, no alertaron sobre las inconsistencias y fallas del programa de Bachelet. A diferencia de las ciencias naturales, los experimentos en economía son difíciles de llevar a cabo. Pero en esta oportunidad tuvimos un experimento claramente definido: la economía chilena estaría sujeta a dos shocks negativos. La caída del cobre y reformas que introducían un fuerte cambio a las reglas del juego.

En esta instancia, economistas de centroderecha, como Felipe Larraín, Juan Andrés Fontaine, Klaus Schmidt-Hebbel y otros, demostraron ser superiores en entender y predecir el comportamiento de una economía pequeña y abierta enfrentada a dos shocks negativos, uno externo y otro interno. Fueron muy precisos en su análisis: menos inversión, menos crecimiento, mayor déficit fiscal, menor recaudación, mayor endeudamiento.

Pero hubo economistas de centroizquierda que dijeron que las reformas fueron mal hechas.

Varios lo han hecho recientemente, pero no en 2013 o 2014, antes de que se vieran las consecuencias de los dos shocks. Salvo escasas excepciones, como Andrés Velasco, quien elegantemente alertó del impacto sobre el ahorro e inversión de la reforma tributaria; Alejandro Jadresic, quien habló sobre complejidad, y después Eduardo Aninat y su grupo, la mayor parte de los economistas de centroizquierda no advirtieron sobre el efecto en el crecimiento. La mala lectura del ciclo llevó a mayor déficit fiscal, al aumento del endeudamiento y a la primera baja de clasificación del riesgo país en 30 años. Es realmente insólito.

Para ser justos, creo que Rodrigo Valdés tenía clara la película, dado que apenas llegó al gobierno cambió todos los supuestos de crecimiento. Es probable que otros hayan opinado en privado y no a través de la prensa.

Entonces, ¿no estuvo de acuerdo cuando se dijo que Carolina Goic tenía el mejor equipo económico?

El equipo de Goic tenía excelente reputación, pero claramente los economistas hoy asociados a Sebastián Piñera sobresalieron en entender el ciclo económico frente a shocks externos e internos. El equipo de Piñera incluso fue superior a lo dicho inicialmente sobre las reformas por el Fondo Monetario Internacional. En mi equipo de trabajo también cometemos errores, pero hacemos un serio esfuerzo introspectivo para entender dónde fallamos y qué tenemos que aprender para no cometer el mismo error. Creo que sería un ejercicio útil para el país y les daría más credibilidad al volver a opinar. No hay duda de que muchos son buenos economistas, pero algo pasó y no vieron lo que sí vieron Fontaine, Larraín y otros economistas de centroderecha. La economía chilena va a estar en buenas manos.

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