La política según el doble de Rafael Araneda

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Gonzalo Gutiérrez ha sido durante 15 años el doble del animador del Festival de Viña. Pero desde ayer es el jefe de comunicaciones del PRI y un futuro candidato a Core. Acá habla de su tránsito por la UDI, su candidatura a concejal en La Florida, su apoyo a Cathy Barriga y de por qué se necesitan más periodistas en la política, aunque -advierte- no en la Presidencia.




Las cámaras están esperando a Gonzalo Gutiérrez, igual que desde hace quince años. En unos minutos más, el hombre que se hizo famoso por ser el doble de Rafael Araneda y cuyo hablar recuerda a cada momento a él, será otra vez protagonista de unos minutos de luces y televisión. Pero esta vez no se trata de un sketch, un infomercial o un programa de talentos. La noticia es que él, Gonzalo Gutiérrez, firmará por el PRI tras convertirse en su jefe de comunicaciones. O, más bien, que el doble de Rafael Araneda firmará en el PRI.

La noticia se supo en la mañana y desde ahí Gutiérrez no ha parado. No es su primera vez en política: partió ayudando a Pablo Zalaquett en su carrera por La Florida. Después, apoyando a amigos que realizaban campañas por el sector, en la época, aliancista. Mientras recorría Chile haciendo de Rafael Araneda, trabajó en paralelo en las comunicaciones de la municipalidad de Renca como simpatizante UDI, hasta que firmó hace un año por dicho partido.

Entonces, se preparó para hacer campaña como concejal. Sacó más de mil votos, se decepcionó de la administración política de su partido y firmó su renuncia el viernes ante el Servel. Hoy es martes y el nuevo desafío de Gutiérrez -quien puso fin a su carrera como imitador tras aparecer en la primera película de Stefan Kramer- es el PRI: coordinar la gestión de prensa del partido y preparar su campaña para llegar a Core en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias.

-¿En qué momento creíste que era buena idea cohesionar tu vida de imitador con la aspiración de un cargo público?

-Es increíble que trabajando en eventos pude ver la brecha social que existe. Además, partí por el camino largo.  Fui el doble de Rafa Araneda a través de un concurso en el Buenos Días a Todos. Mis compañeros de curso en Periodismo me dijeron que tenía las condiciones, que fuera y me presentara. Eran 300 candidatos y de todos, gané. Fue maravilloso, porque pensé que duraría dos días y duró 15 años, cosa que dejé en 2013 porque fue una etapa.

-¿Cuál fue el quiebre?

-Fue la película de Stefan Kramer y ahí dije: esto ya, es el límite. Hice todo lo que como imitador podía hacer. Sabía que había un techo. Ahí lo toqué. Ese techo fue hacer una película, recorrer el país en eventos y conocer otras realidades. Eso me inspiró. El año 2009 estuve en la municipalidad de Renca. Ahí tuve que dejar eventos porque los municipios son muy absorbentes. De Las Condes, donde vivo yo, a Renca era una hora por la costanera norte y era una hora o dos devuelta por el taco. Pasaba todo el día trabajando en lo que era periodismo. Ahí me surgió el bichito de decir: quiero lucir como Gonzalo Gutiérrez. De alguna manera, trabajé en eso, tuvo su fecha de vencimiento e inmediato abrí una nueva instancia que era el Gonzalo Gutiérrez que es periodista y que le gusta el tema social y quería nuevos rumbos. Fue en ese proceso en que empecé a trabajar en campañas políticas y a ayudar en campañas contratado.

-¿Y cuál fue la primera campaña en la que estuviste?

-Una de las más fuertes fue la de Pablo Zalaquett (UDI) en La Florida el año 2004. Ahí empecé a conocer todo lo que era el tema político. Recuerdo que fue una competencia difícil en ese tiempo. Se competía contra Germán Correa (PS). Vi que hacer campañas era complicado porque había mucho boicot; que te cortaban los cables, que le rompían una rueda al camión. Nunca olvidaré que estábamos exhibiendo una película para los niños en pantalla gigante en la comuna, una puesta en escena enorme, y en la mitad de la película se cortó la luz. Fuimos a ver y estaban cortados los cables. Ahí me di cuenta que si me metía, era sin llorar.

-¿Qué te vinculó a la UDI?

-Toda la vida fui vinculado por familia a la derecha, a los ideales que siguen, a los temas valóricos y cristianos. Una amiga terminó por convencerme. Admito que no era un militante activo; fui más bien pasivo. Luego me ofrecieron ser concejal por la comuna de La Florida, aunque yo no vivía en ahí, y pese a que no tenía tantos recursos para costear todo. Además, era muy difícil que la gente asociara mi cara a mi nombre, pero esa fue la clave para decidir que la política era el camino, porque competía con la hermana de Joaquín Lavín. Ella lleva 8 años como concejal y obtuvo arriba de 2 mil votos. Yo, en un mes de campaña, obtuve mil y fracción. Eso, conversándolo con ella, me dio crédito para decir que si hubiese hecho dos meses más de campaña, el resultado habría sido distinto.

-¿Y qué lección sacaste de esa derrota?

-Empecé a ver el espectro político que hay, empecé a ver cómo está el país: en este momento bueno no está, la economía buena no está, hay una disconformidad importante a nivel país. La gente no está contenta, es evidente, es cosa de salir a la calle. Es raro cuando no hay paro.

-Aunque es más latente el descontento social provocado por asuntos políticos que la crisis económica, ¿no?

-Hay disconformidad. Yo, Gonzalo Gutiérrez, fui víctima de un portonazo. Conocí la delincuencia a centímetros míos. Para mí el tema de la seguridad es vital. Ahí me puse a pensar. Una persona me preguntó si me había dado vuelta la chaqueta de la UDI por irme, y creo que no es darse vuelta la chaqueta. Yo me desvinculé de la UDI porque conocí el PRI. Tuve la suerte de conocerlo por amigos que militan ahí y me di cuenta que en el fondo debía ser consecuente con las ideas que quería concretar y en las que sí podía ser un aporte.

¿Qué ideas son esas? Porque tú dices que te involucraste en la UDI por un tema ideológico y valórico.

Es que el tema es que en los partidos muy grandes, a veces, cuando hay mucha gente, pasas a ser uno más de la lista. Cuando llegas a un partido pequeño con una proyección enorme, tienes un rol más preponderante y pasas a ser un actor más principal. No con el afán de buscar protagonismo, pero sí con el afán de conseguir logros y anhelos.

"En el PRI encontré una familia"

-¿Te interesaba que te consideren dentro de un partido para ciertos cargos?

-Exactamente. De hecho, en el PRI encontré una familia. Me ofrecieron ser Core por Renca, comuna en la que trabajé y que conozco; Conchalí, comuna donde he hecho un sin fin de actividades para con ellos; Huechuraba; Qulicura y Pudahuel. Lo que me gusta del PRI es que tiene tres pilares fundamentales: humanismo, el tema cristiano y el tema social.

-¿Qué pasa con el tema valórico, que era muy fuerte en la UDI?

Todos los partidos tienen temas valóricos. Si tú me hablas, el PRI también las tiene. Somos de una misma coalición.

-¿Y qué te define a ti valóricamente?

El derecho a la vida y el respeto hacia la mujer. La violencia hacia la mujer es algo que a mí me interesa y me mueve mucho, sumado también al tema social. Hay gente que es discriminada por donde vive. Hay gente que en su currículum no se atreve a poner dónde vive porque sabe que no la van a dejar trabajar. Esas cosas no me gustan. En campaña vi cosas que no me gustaron, como doble estándares de personas que deberían ayudar.

-¿Puedes dar un ejemplo?

-Doble estándares de personas que dicen "sí, yo ayudo", y por otro lado no ayudan. En el PRI hay consecuencia plena, o sea, estamos abocados al tema social y de una clase que es la que más necesita: la clase media popular, que es la clase que la gente obvia. Y la clase media popular somos muchos. Soy de San Felipe, de una familia de clase media trabajadora, mi madre profesora y mujer sola. Hace 30 años, sacar un hijo adelante no era fácil. Hacerlo profesional, darle valores, hacerlo un hombre de bien no es fácil, porque la sociedad es muy castigadora. Hoy no se castiga tanto. Ella mamá a mí me tuvo a los 30. Y mi abuelo se vino a enterar que mi mamá estaba embarazada cuando tenía ocho meses. O sea, tuvo que esconder a la guagua con fajas y con todo ocho meses porque la sociedad era muy distinta. Mi abuelo era muy conservador. Mi abuelo era un hombre de derecha y muy conservador, y murió siendo conservador y de derecha.

-¿Tu mamá lo pasó mal porque tu abuelo haya sido muy conservador?

-Mira, no lo pasó mal, pero le tenía mucho respeto. Y le tenía susto.

-Pero tuvo que esconderte, porque él era conservador. ¿No es contradictorio con el sector que apoyas?

-Es que fue un error más de mi mamá que del abuelo, porque te voy a contar que cuando mi abuelo se entera, y lo digo por la historia que dice mi madre, y de mi madre no voy a dudar, me dice que cuando le contó mi abuelo, él lloró. Lloró, y le dijo: "¡Cómo fui tan mal padre que no me di cuenta que tú estabas embarazada!". Desde ese día, créeme que mi mamá le dijo: "¿Y cómo yo fui tan mala hija de tenerte miedo y no haberte dicho que estaba embarazada?". Mi abuelo es el que sacó adelante a la familia, ¿te fijas? Un hombre que trabajaba a cargo de una escuela agrícola, un hombre de trabajo, de esfuerzo. Mi abuela, matrona. Una familia de trabajo, sí, de esfuerzo. San Felipe no era de gente rica, de ninguna manera, ni tampoco yo lo soy ahora. Soy un periodista y tú sabes lo que gana un periodista en este país.

"Guillier es un gran periodista, pero no es un referente para mí"

-Pero igual hay ciertos privilegios si formas parte de la clase política, porque hay un tipo distinto de influencia. ¿Te sientes influyente ahora que estás en un partido, en política?

-Sin duda. O sea, influyente incluso para con la gente. El periodismo, tú lo sabes, somos los mediadores entre la realidad y las personas. ¿Cierto? Eso ya me genera una base. Trabajar en política significa que ese ser, ese mediador entre la realidad y las personas, te significa, aparte de ser el canal, también poder ser el ente que ayuda a que las cosas se solucionen. Ésa es la gran clave. Yo creo que si hubiesen más periodistas en política, sería distinto, porque fiscalizaríamos más, seríamos más acuciosos, más rigurosos...

-¿Periodistas como Alejandro Guillier?

-Guillier me parece muy bien, es un hombre que yo respeto mucho.

-Entonces, ¿te parece buena carta presidencial?

-Mira, me parece que es un tipo inteligente, sabio, culto, pero creo que a él, y es una opinión personal, le falta experiencia política y  peso político. Él es un gran periodista, pero no es un referente para mí en este rubro. Si tú me preguntas quién es mi referente político, y no me cabe la menor duda, lisa y llanamente, es Sebastián Piñera. O sea, en este momento, mi apoyo es incondicional a Sebastián Piñera.

-Dijiste que los periodistas hacían falta en política.

-La presidencia son palabras mayores. Son palabras muy mayores. Si bien en este país veo otra cosa, deberían haber más exigencias para estar en política, deberían haber más exigencias para ser presidente, debería haber más exigencias para ser candidato a concejal, a diputado y etcétera. No basta con saber leer y escribir o tener un cuarto medio. Ser periodista para ser concejal, es buenísimo. Ser periodista para ir creciendo a Core, es buenísimo. Para ir creciendo a diputado o senador, es buenísimo. Pero ya presidente son palabras mayores. ¿Cuándo un periodista podría llegar a ser un presidente? Cuando a lo mejor partió trotando y después logró correr.

-¿Lo tuyo queda en ser Core, entonces?

-Si tú me preguntas, yo ya llegué tarde. Si me preguntas sobre el sueño americano de ser presidente, sería algo imposible. Sería como decir que mañana me compro un Maserati. Es imposible. Mi primera meta para el 2017 es Core, efectivamente, aunque ahora estoy llevando feliz las comunicaciones del PRI, pega que estoy haciendo a honores, por un tema de apoyo al partido que me abrió las puertas. Aquí he recibido un respaldo enorme y un respaldo enorme a mi candidatura. Por ende, debo apoyarlo incondicionalmente en todo lo que necesiten.

-¿Qué objetivo tienes con esta incursión política?

-Que los jóvenes de la clase media popular que tengan méritos, tengan la posibilidad de salir adelante. La movilidad social está en eso. Esta gente de Renca, Conchalí, Huechuraba, Quilicura y Pudahuel son los futuros profesionales que le van a hacer muy bien a este país. Pero si no se les ayuda, se van a quedar muchos de ellos perdidos, sin estudios y muchos, lamentablemente, caen en los flagelos del alcohol y las drogas porque la pobreza se los come.

-Es un discurso muy interesante, pero que está demostrado que al margen del partido, en la práctica cuesta llevarlo a cabo. ¿Crees que el cambio de partido influirá en tu objetivo?

-Es que el PRI está abocado a esa clase media estando allá, con ellos. Mucha gente de la UDI me dijo textual: cuando llegues a La Florida, dile a los vecinos que eres de la florida. Y yo no era de La Florida, yo era de Las Condes. Mi polola de aquel entonces lo era, que ella lo era. ¿Qué sirve más? ¿que una persona se levante  a las 5 o 6 de la mañana para ir una hora de viaje a ayudar a una comuna y a conocer una comuna, o que una persona que es de la misma comuna, pero que la ocupa como comuna dormitorio porque no vive todo el día ahí y trabaja en otro lado y no conoce su comuna, tenga un cargo público ahí? Aquí hay que desmitificar que para ser político de una comuna hay que vivir en la comuna. Por favor, hay muchos políticos que no viven en las comunas que gobiernan.

-Sobre todo las marginales.

-Sin lugar a duda. Germán Codina es un hombre excepcional que sacó una tremenda mayoría, y no vive en Puente Alto, pero es un gran alcalde de ahí. Aquí es tan sencillo: el que quiere trabajar lo hace, no lo dice. ¿Y cuál es la clave? Yendo. Yo, Gonzalo Gutiérrez, conocí La Florida caminando 15 kilómetros y yendo puerta a puerta. A veces la gente quiere muchas menos cosas de lo que muchos piensan. A veces solo quieren sentarse y tomarse un café con ella y que le digan: señora, usted no está sola. En ese trabajo mi referente y mi ruta a seguir es Alejandra Bravo, presidenta del PRI.

-¿Te identificas con Cathy Barriga y quienes ingresaron a la política después de hacer una carrera más mediática?

-Todo mi apoyo a Cathy Barriga. Estoy de su lado. Tiene que haber gente joven, gente nueva y que no venga de la vieja escuela. Los vinagres añejos, no. Para los que estamos comenzando, Cathy Barriga es un ejemplo de política nueva. ¿Qué de malo tiene la farándula? Yo, personalmente, nunca trabajé en farándula, yo solo era imitador y nunca participé en ninguna cosa más. Basta de estigmatizar. Ella, primero que todo, es persona. Segundo, es mujer. Tercero, es madre. Tiene una capacidad humana enorme. Se merece todo mi respeto y, en ese sentido, si me preguntan quién en las municipales de 2016 fue una gran ganadora es, sin dudas, Cathy Barriga.

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