La vida árabe de José Luis Sierra
El ex técnico de Colo Colo vuelve a sonreír, aunque evitar hablar de su paso por Macul. Se adapta a una nueva cultura, aprende inglés y sigue a la distancia el torneo chileno.

José Luis Sierre vuelve a sonreír. El lunes, el ex técnico de Colo Colo celebró 48 años. Lo hizo a 13.800 kilómetros de distancia. En familia. O, en rigor, con su nueva familia: el staff que lo acompaña en el Al-Ittihad, uno de los clubes más populares de Arabia Saudita.
A Medio Oriente llegó después de su repentina salida del Cacique, que se anunció el 6 de julio y que interrumpió un proceso en el que el equipo de Macul obtuvo el título en el Apertura 2015 y el subcampeonato en la Copa Chile del mismo año. Un ciclo que, pese al 57,1% de rendimiento, no consiguió cautivar a los hinchas, quienes reclamaban un estilo de juego más ofensivo y frontal. Y que en la última etapa cambió la idolatría que cosechó por su paso como jugador, por pifias, reproches y un apodo que graficaba su aparente abulia: Coto Siesta.
En Asia, el estratega empieza a reencantarse. Está rodeado por su círculo de hierro, con el que comparte inquietudes y, fundamentalmente, la filosofía futbolística. Tal como en su paso por Pedreros, y antes en Santa Laura, lo escoltan Pedro Reyes y el preparador físico Marcelo Canessa. Al grupo se sumó Clarence Acuña, con quien compartió mediocampo en la escuadra de Independencia y en la Selección que fue al Mundial de Francia 1998. Fueron ellos, y un par de funcionarios del club árabe, entre los que se encontraba Mohammed García, el intérprete que lo acompaña a todos lados y que se encarga de traducirle las instrucciones a un plantel en el que el único que habla español es el chileno Carlos Villanueva, quienes lo agasajaron con una cena para festejar su cumpleaños. El técnico aún no se lleva a sus seres queridos. Y si Mohammed no está, recurre a un básico inglés para darse a entender. O a la ayuda de Acuña, cuyo paso por el Newcastle United le dejó como herencia un fluido manejo de ese idioma. Canessa también intenta perfeccionarse en esa materia.
Sierra ha debido adaptarse a todo. Al comienzo, recibía atentamente cada instrucción para una adecuada convivencia, pero lentamente ha ido asumiendo el nuevo estilo de vida y relajándose. En Jeddah, en la costa del Mar Rojo, reside en el condominio Mura Bustan, un grupo de viviendas sin demasiada ostentación, especialmente destinadas para extranjeros. En el mismo conjunto viven los colaboradores que lo acompañan en esta aventura. Como en el lugar no existen las restricciones religiosas de otros sitios, la estadía se vuelve más llevadera. El cuerpo técnico del Al-Ittihad se mueve en un jeep Toyota Cruiser. Nada de automóviles de lujo, ni mucho menos. "Arabia Saudita es una realidad distinta a Emiratos Árabes y Qatar. Acá todo es más normal, por así decirlo. Estamos en un condominio que es sólo para extranjeros, porque acá la cultura es muy cerrada y así vivimos más a nuestra manera", explica el Piña, quien, además, es vecino del DT.

Pese a las barreras idiomáticas y culturales, su propuesta futbolística comienza a entenderse. Al-Ittihad es un equipo importante, que suma ocho títulos en la liga local y dos a nivel continental, pero cuya infraestructura es antigua y limitada. En el plano deportivo, busca poner fin a una sequía que comenzó en 2009. Hoy, tras vencer ayer 2-4 al Al Faisaly, son segundos con 28 puntos, a dos del líder Al-Hilal. Ha marcado 30 goles en 12 encuentros y empieza a mostrar matices de las ideas de Sierra, quien está expuesto a la crítica y a la exigencia de una institución en la que, si no se consiguen resultados, se cambia rápido al técnico o a los jugadores. "A veces hay muchos espacios en el medio, quedan expuestos. Sierra les ha dado orden, juegan un buen fútbol. Se ve una idea. Hablo con el Piña y está feliz con los entrenamientos, con el trabajo", explica Luis Jiménez, quien juega en Qatar, pero sigue atentamente la campaña de sus compatriotas. Villanueva lo confirma y detalla: "Normalmente dominamos los partidos, mantenemos la posesión del balón. Acá están muy contentos e ilusionados con el trabajo que está desarrollando Sierra", asegura.
Olvidó al Cacique
El Mago también marca las diferencias respecto de la presión que Sierra enfrentaba en Macul y el entorno que encuentra en su nueva casa. "La presión es distinta. En Colo Colo no se puede participar, hay que ganar la liga. Acá igual, pero es distinto. No es fácil para los extranjeros y menos para los entrenadores. La organización no es buena. Hay jugadores que faltan a entrenar dos semanas y vuelven como si nada. O que llegan atrasados. Un técnico sudamericano tiene que adaptarse a ese tipo de cosas, que acá son normales. El nivel organizativo de los clubes es complicado", añade.
Con sus nuevos pupilos, Sierra mantiene una relación de cordialidad, una de las críticas que se escucharon en su paso por Colo Colo, donde le reclamaban cierta distancia. "Tiene un muy buen trato, de mucho respeto con el jugador. Hay una distancia normal entre técnico y jugador y tampoco se puede hacer mucho, por el idioma y la cultura, pero José Luis trata de hacerse entender y querer. Acá hay muchas cosas que pueden ser muy lejanas a la realidad que se vive en Chile. Por ejemplo, puede ser extraño el tema de los rezos o que tengamos que parar la práctica cuando llaman a hacerlos, porque se escucha, hay parlantes gigantes en las mezquitas. Antes de los partidos, los jugadores rezan y se quedan en un estado de tranquilidad. En Chile se está con las pulsaciones a mil. Yo estoy acostumbrado, pero a él quizás esas cosas le llamen la atención", asegura Villanueva.
En sus tiempos libres, tal como en Santiago, Sierra suele correr para mantenerse en forma. También ve mucho fútbol. Observó la mayoría de los partidos del torneo chileno y siguió atentamente el desenlace del Apertura. Solía comentarlos con sus asistentes quienes también son sus grandes amigos. Eso sí, de un equipo nacional no volvió a hablar. "Nunca ha dicho nada de su salida de Colo Colo", afirman sus cercanos. Y para evitar cualquier referencia al Cacique, mantendrá su decisión de no conceder entrevistas por un buen tiempo.
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