Los zumbidos que desvelan a La Legua

Sus calles y veredas lucen mejor, pero un estudio de Paz Ciudadana y el municipio da cuenta de que el miedo a las balaceras sigue presente.




El "gerente", le dicen algunos de sus amigos a Nicodemo Muñoz, con evidente ironía criolla. El hombre, de 53 años, atiende un quiosco de diarios y todos los días cierra a las 14 horas en punto. "Después… cae la noche", dice, encogido de hombros, sin explicar nada más.

Su negocio se ubica en la esquina de Alcalde Pedro Alarcón con Los Copihues, justo al medio de la población La Legua, comuna de San Joaquín. A su lado está la sucursal de BancoEstado, el único inmueble bancario en varios kilómetros a la redonda. "Este lado es más tranquilo, para allá es donde hay barullo", cuenta Gabriela Morales, una vecina, apuntando hacia el poniente, al sector que popularmente se le denomina La Legua Emergencia.

Una tierra de contrastes es esta mítica población, nacida en la década de 1930, y que ha crecido entre la solidaridad a toda prueba de su gran masa residente que pide no ser estigmatizada. Pero eso se contrapone al constante enfrentamiento de la policía con narcotraficantes y los  llamados "choros" o delincuentes avezados. Es el lugar donde el folclor urbano dice que los fuegos artificiales anuncian la llegada de cargamentos ilegales y  los cortejos fúnebres avanzan con disparos al aire.

Por la avenida Jorge Canning, el eje que atraviesa La Legua, se ubica el jardín infantil Areli, que aún luce una bandera blanca en su muro externo, avisando -o pidiendo- paz para ese sector.

"Estamos mejor, vamos avanzando, pero aún falta mucho", reconoce Mauricio Astudillo, uno de los dirigentes sociales.

A pocos metros del pasaje San Gregorio, en la tarde-noche del martes, un grupo de desconocidos protagonizó una balacera y atacó un vehículo de carabineros, cuya presencia con carros blindados sigue perenne en las esquinas.

Allí mismo, en una sede comunitaria, el municipio de San Joaquín y la Fundación Paz Ciudadana dieron a conocer, ayer, los resultados de una encuesta sobre victimización en la población.

El sondeo consultó a 462 hogares. Dice que los vecinos apuntaron como una de las principales causas de la delincuencia a la poca efectividad y presencia policial. Además, según la propia comunidad, los factores que causan mayor temor son las balaceras (53,6%) y los asaltos (14,5%).

El sacerdote Gerardo Ouisse, histórico párroco de La Legua, lo dice claramente: "Ojalá que algún día se acaben las balas".

Sergio Echeverría, alcalde de San Joaquín, dice que "es necesario que la policía genere protocolos que permitan disminuir las balaceras, pero hay un rol que debe cumplir la gente para denunciar a los traficantes". Agrega que se trata de un esfuerzo a largo plazo. "Es un plan que tiene una estrategia de una década. Ahora tenemos signos alentadores, porque se ha fortalecido el tejido social".

La encuesta también arroja cifras positivas, como la baja general en la victimización, que pasó de 18% a 14%. "Los cambios son positivos en la asociatividad y tejido social de los vecinos. Esto es un desafío para todos los barrios críticos de Chile", apunta Catalina Mertz, directora de Paz Ciudadana. Añade que dentro de las medidas que han ayudado "está el acuerdo explícito de los vecinos de llamar a la policía cuando alguien del barrio está en riesgo". Pese a los problemas, la cara de La Legua luce diferente. El banco, de hecho, inaugurado en agosto de 2013, sigue impecable, sin siquiera una muralla rayada.

"Desde la llegada a La Legua, la experiencia junto a la comunidad ha sido positiva. Nuestra oficina funciona con normalidad entre 9 y 14 horas, y es muy valorada por los vecinos. Es una tremenda señal de que se avanza en la integración de todos los chilenos", destaca René Esquivel, gerente general de ServiEstado.

El eje Canning se ve impecable. Las veredas son amplias y hay pasto frente a las casas. Impensable hace algunos años. Son los frutos de la llamada "Iniciativa La Legua", un proyecto global de mejoramiento sociocultural y urbanístico del sector, impulsado por el gobierno desde 2011.

Jorge Araya, jefe de la división de gestión territorial de la subsecretaría de Prevención del Delito, subraya que "este plan se continuará y reforzará, con énfasis en los proyectos sociales. La comunidad está muy cohesionada. Conocemos su inquietud en temas de seguridad y desde la próxima semana reconstituiremos los equipos de trabajo".

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