Matías Ignacio Egaña, el futbolista sordo que lucha por ser profesional

El atacante levantó la Deaf Champions League con Huelva y antes de jugar el Mundial de Japón busca seguir en ritmo de competencia. Quiere ser el primer jugador de campo no oyente en recibir salario.




Ganar la Liga de Campeones de Europa (seguramente) tiene que ser uno de los sentimientos más excitantes al que puede optar un futbolista. De las superestrellas chilenas, ni siquiera Alexis Sánchez, jugando con el multicampeón Barcelona, lo ha podido lograr, ni menos Arturo Vidal, quien en la temporada que se avecina espera hacerlo con la Juventus de Italia.

Sin embargo, este registro de frustraciones nacionales queda sólo para las personas que pueden oír. En sordos, Matías Egaña (22 años, 1,85 metros y 63 kilos) es un astro y junto al Huelva se coronó en junio monarca de la Deaf Champions League, disputada en Londres (en ese torneo los equipos deben tener un mínimo de seis no oyentes ).

Hasta 2008, el futbolista estuvo en las inferiores de la UC, pero el DT de ese entonces, Mario Lepe, no quiso que siguiera porque consideró difícil la comunicación a través de gestos, según cuenta su padre, Héctor. 

Egaña hijo ganó un reality show de niños futbolistas, jugó en Tercera División con Talagante, Ferroviarios y Quilicura, pero luego cumplió el sueño de actuar en Europa. Vía Facebook, el  hijo del presidente de Huelva, José María Bezamat, lo contactó y le ofreció gratis la permanencia en España.

Así, el delantero cumplió su primera temporada en el Viejo Continente y a través de señas resume su logro, el cual ostenta cinco tantos en seis duelos: "En la final aporté con goles, pero primero cometí algunos errores e incluso me expulsaron durante el torneo. Por suerte luego me pude reivindicar... Me costó mucho trabajo ser campeón, pues soy el único latino que jugué ahí. Pero  lo bueno es que finalmente lo logré, tal como le había dicho a mi familia y a mi abuela cuando me fui".

Y claro, el "Mati" a la primera persona que le dedicó el triunfo fue a Olga Orellana (80), la misma que desde los cuatro años lo sacó a patear una pelota al pasaje, luego a las canchas del barrio e incluso al Estadio Nacional.

El profesionalismo

Egaña, por ahora, está en Lo Prado planificando su futuro. En octubre debe volver a Huelva para luego disputar el Mundial de Japón. Mientras, busca alternativas para no parar  y seguir en ritmo de competencia.

A él no le complica el jugar con futbolistas que escuchan, de hecho estuvo unos días en Santiago Morning y durante esta semana podría terminar mudándose a San Fernando para defender a Colchagua. "En España querían hacerme contrato en Tercera, pero echaba de menos mi casa. Quiero tratar de jugar con oyentes, pero necesito la posibilidad para mostrarme", afirma.

A esa "petición" podrían acceder en la Sexta Región, pues en el "Chago" admitieron que le falta más roce profesional. "Yo no tengo ningún problema en tenerlo. Necesito jugadores para mi equipo y si es bueno no me importa si tiene un déficit para escuchar", expresa el técnico de los sanfernandinos, Eduardo Soto.

Egaña sabe que se pueden encontrar inconvenientes en el camino, pero no descansa. "Debo engrosar un poco el físico. Estoy trabajando en eso. Llevo un año dedicándome a eso. Una hora diaria de pesas", dice, aunque no ha abandonado sus convicciones de llegar a ser el primer sordo en ser jugador de campo profesional (en Argentina, por ejemplo, el arquero Héctor Jorge Cassé llegó a ser seleccionado nacional).

"Quiero jugar en Barcelona y ser el primer jugador de campo sordo del mundo. El arquero es distinto, porque ellos no reciben órdenes", aclara.

Egaña, coquetea con el profesionalismo y está en camino de concretarlo si le abren las puertas en el futuro. Por ahora se queda "con la nobleza y lealtad del fútbol de sordos" y con el talento de Ronaldinho y Eduardo Vargas, "mis ídolos".

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