Nueva ley de sucesión permite que hijo de Guillermo sea monarca sin importar su género

Una enmienda a una ley aprobada en abril pasado otorga igualdad de sexo para asumir el trono. La nueva regla rige para los nacimientos ocurridos desde el 28 de octubre de 2011.




Si el nacimiento del primer hijo o hija del príncipe Guillermo hubiese ocurrido hace unos pocos años, la situación habría sido distinta a la de hoy, donde Reino Unido se encuentra expectante ante la llegada del futuro monarca, independiente de su género. Porque hasta 2011, cualquier hija nacida del duque y la duquesa de Cambridge no habría disfrutado del mismo derecho a suceder a su padre en el trono británico debido a que reglas provenientes desde hace 300 años decretaban que la corona pasaba al mayor sólo si este era hombre y sólo era otorgada a una mujer ante la ausencia de hermanos varones, fueran mayores o menores que ella, como ocurrió con la actual reina Isabel, quien sólo tenía una hermana menor.

Pero todo esto cambió en un encuentro sostenido por los líderes de 16 países de la Commonwealth en Australia, en octubre de 2011, cuando se acordó por unanimidad enmendar las reglas de sucesión. El tema había sido discutido por años en Reino Unido, pero se aceleró con el anuncio del nacimiento del primer hijo de Guillermo y Kate Middleton. "Pongámoslo así de claro: si el duque y la duquesa de Cambridge tienen una niña pequeña, esa niña será algún día nuestra reina", dijo Cameron en esa cita. "La idea de que un hombre deba ser monarca en vez de su hermana mayor, por el simple hecho de ser hombre, es algo que va en contra de la mentalidad de los países modernos", añadió.

Fue así como como los países de la Commonwealth acordaron en diciembre de 2012 darle un nuevo impulso al proyecto de ley. Después de tres meses, los lores dieron también el visto bueno a la Ley de Sucesión de la Corona 2013, que contó finalmente con la "Aprobación Real" el 25 de abril pasado. Las enmiendas tienen efecto retroactivo y rigen para todos los nacimientos posteriores al 28 de octubre de 2011.

De esta forma, se cambió la llamada Ley de Instauración de 1701, que establece que los varones tienen preferencia sobre las mujeres en la línea de sucesión y que la primogénita de un monarca no puede heredar si tiene un hermano más joven. La obligatoriedad que tienen los miembros de la Familia Real de no casarse con una persona de religión católica se mantiene. Sin embargo, de hacerlo, no están obligados a renunciar a sus derechos en la línea de sucesión a la corona, como ocurrió con George Windsor, conde de Saint Andrews, y el príncipe Michael de Kent.

El caso de la reina Isabel II es una de las pocas excepciones en la corona británica, porque ella llegó al trono casi por "una casualidad", debido a la abdicación de su tío, el rey Eduardo VIII -quien no tuvo hijos- y porque su padre, Jorge VI no tuvo descendientes hombres. Algo parecido le ocurrió a la Reina Victoria, quien heredó la corona en 1837 directamente de Guillermo IV, porque su padre, el príncipe Eduardo, había fallecido antes y sus tres tíos paternos murieron sin descendencia legítima.

La nueva legislación modificó también la Ley de Matrimonios Reales de 1772, que establecía que los descendientes de Jorge II (1683-1760) debían contar con el consentimiento del monarca para que sus bodas fueran válidas. La reina sólo dará consentimiento ahora a los matrimonios de los seis primeros en la línea de sucesión. En caso contrario, las uniones serán válidas, pero los cónyuges perderán su derecho a ostentar el título de "rey" o "reina".

La última formalidad que queda por superar a la ley, es la aprobación de los otros 15 países de la Commonwealth que reconocen a la reina Isabel II como su cabeza de estado. Se espera que el resto de los países -de Australia a Nueva Zelandia, pasando por Papúa Nueva Guinea, Jamaica, Bahamas o Santa Lucía- terminen dando su aprobación durante este año.

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