Parejas con similar consumo de alcohol y tabaco son más estables

Ni siquiera en los días más fríos de invierno Francisca ha tenido clemencia con Felipe: si quiere fumar en el departamento, su lugar es el balcón del living. El vicio no perdona y la Fran tampoco. Medio en serio, medio en broma, el tema fue conversado antes de que se casaran, pero él pensó que convencería a su mujer. Se equivocó.
El consumo de alcohol o tabaco puede ser un factor determinante en la calidad y duración de una relación de pareja. Así lo demuestra un estudio del Instituto de Investigación sobre Adicciones de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, que comprobó que aquellos matrimonios con diferentes patrones de consumo son menos felices en comparación a aquellos que beben y fuman de forma parecida o los que simplemente no lo hacen. "Las peleas por las conductas del otro pueden ser indicativo de la disminución de la interacción conyugal, lo que a largo plazo afecta la relación", señala Gregory G. Homish, del Instituto de Investigación sobre Adicciones de la U. de Buffalo y autor del estudio.
EXPECTATIVAS DISTINTAS
La investigación estudió los índices de felicidad y de consumo de alcohol y tabaco de 634 parejas desde el momento en que se casaron, entre 1996 y 1999, y en los aniversarios durante los siete años siguientes. Luego de ese trabajo, se analizaron las discrepancias entre los informes de los maridos y de las esposas.
Con el análisis de ambos resultados, los expertos de la U. de Buffalo comprobaron que los matrimonios que informaron un patrón discrepante de consumo tenían una menor satisfacción marital en comparación a las parejas que informaron beber y fumar de modo parecido o donde ninguno lo hacía. Esta asociación entre consumo y disminución de satisfacción se observó tanto para los hombres como para las mujeres.
Las parejas menos felices, que incluso mostraban actitudes de agresión, fueron aquellas donde el marido bebía en exceso y su esposa no.
Gregory G. Homish señala que esta disparidad puede indicar valores o actitudes diferentes sobre el comportamiento adecuado en el matrimonio.
Para que una relación de pareja sea fructífera debe existir coordinación entre los estados emocionales, sicológicos y proyectos comunes de sus miembros. "El grado de satisfacción se relaciona con las expectativas personales, que pueden muchas veces ser explícitas y otras no", dice Marcos Antonio Campos, sicólogo clínico de la U. Central.
Por eso, cuando una pareja bebe o fuma en un nivel similar, las expectativas no se rompen. El desequilibrio se produce cuando hay descoordinación, lo que puede generar un creciente y peligroso descontento. "Eso puede aumentar el malestar y si una pareja no sabe manejar ese conflicto, puede llevarla a un quiebre", concluye Campos.
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