A casi cinco meses de haber asumido como consejera del Banco Central (BC) en reemplazo de Rodrigo Vergara -por los tres años que le restaban-, Rosanna Costa se ve cómoda y posicionada de su nuevo cargo. Atrás quedan la directora de Presupuestos del gobierno de Piñera y la subdirectora de Libertad y Desarrollo -sus roles anteriores-, como también los dimes y diretes de su nominación.

Ahora, le preocupa explicar bien el alcance del último recorte de tasas que decidió el instituto emisor hace poco más de una semana, que plantea como el fin de un ciclo, y refuerza la noción de que el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio, que se conocerá el lunes 5, traerá pocas novedades. Si bien mantiene a firme la idea de un repunte suave de la economía hacia fin de año, reconoce que la elección presidencial y su discusión previa pueden afectar dicho proceso. Finalmente, prefiere no zanjar el debate monetario entre sus compañeros del Consejo, Pablo García y el vicepresidente, Sebastián Claro, pero se muestra contraria a fijar posiciones individuales a través de la prensa.

¿Por qué el BC decidió bajar de nuevo la tasa en mayo, sorprendiendo en parte al mercado, y no esperaron al IPoM de junio?

Porque la decisión que tomó el BC tiene un elemento de mayor información, en términos que le transmite claramente al mercado que la tasa que nos acomoda para el cumplimiento de la meta de inflación, en el diagnóstico que construimos sobre la economía hoy día y que se ha venido ratificando en la tendencia de las cifras macroeconómicas, es una de 2,5%. Con esa tasa nos sentimos cómodos, nuestro balance de riesgos hacia arriba y hacia abajo se equilibra y nos permite quitar el sesgo. Estábamos en un proceso en que el mercado no sabía hasta dónde iba a llegar el BC, apostaba, y la verdad es que en esta decisión un mes más o un mes menos no era gran tema.

¿Quisieron darle certeza al mercado?

Uno nunca termina de dar certezas en economía, pero encontramos que tenía un valor entregar esa información.

¿Fue una decisión discutida o todos tenían más o menos la misma visión?

Hay mucho mito sobre esto de las miradas tan distintas. Me parece que es parte de la riqueza del Consejo tener argumentos y ponderaciones, y ponerlas sobre la mesa y conversarlas. No veo dentro del BC esa cosa como disruptiva que se muestra desde afuera.

Hay quienes piensan que aquí ganaron los activistas monetarios del BC, porque se hicieron cuatro bajas de tasas en cinco meses.

¿Qué significa eso? Yo más bien lo que he visto en estos meses es que se fue consolidando un escenario y que la entrega de las Cuentas Nacionales del primer trimestre acentuó ese diagnóstico, en el sentido de que la economía se desaceleró en el transcurso de 2016, más fuerte en algunos sectores que en otros. En la medida en que los bancos centrales validan su visión y construyen este equilibrio de seguridad y necesidad de actuar razonablemente, toman las decisiones. Cuando el BC tuvo todo eso actuó para que la inflación se encaminara a su meta en dos años como corresponde. No lo pondría entre dovish (paloma) y hawkish (halcón), o los activistas y los no activistas.

¿Dónde se ubica Rosanna Costa entre las posiciones manifestadas por los consejeros Pablo García, que se definió como activista monetario, y Sebastián Claro, que criticó el activismo monetario?

No quiero ponerme la etiqueta de activista o no activista monetaria. Yo miro ese tema de la siguiente manera: el BC tiene que tomar decisiones oportunas, pero esa oportunidad tiene que matizarse con la capacidad de construir convicciones ponderando los riesgos presentes entre tomar o no decisiones en ese momento con la información que tienes. Esa es la ecuación que cada consejero tiene que ponderar. Además, hay un segundo elemento que le agregó a esa ecuación, y es que los bancos centrales no buscan sorprender ni aumentar la incertidumbre en los mercados, sino que transitar por las tendencias de la economía. Eso elimina volatilidad en los mercados en vez de sumarle y es lo que los bancos centrales hacen. Y no creo que no se inscriban en eso Pablo García y Sebastián Claro. Probablemente, hay ponderaciones distintas respecto de los riesgos de actuar o no actuar en diferentesmomentos, y lo que hemos estado viviendo es un momento en que formarse las convicciones de cuál es la brecha que hay en la economía, cuán profundo puede ser o no y cuándo cambia el ciclo de inversión minera ha llevado a acentuar eso, haciendo más difícil tales definiciones.

Eso quiere decir que no se define ni como activista ni como no activista monetaria…

Así es. No me defino ni cómo activista ni como no activista monetaria y el mercado me irá tomando el pulso con el paso del tiempo. Yo creo que la tasa hay que usarla lo que hay que usarla, pero lo importante es que la política monetaria tiene que basarse en las tendencias de las cifras y no tanto en el día a día, porque con la última cifra es difícil separar la tendencia del efecto puntual que no prevalece en el tiempo. Por eso a veces hay rezagos, porque uno considera que esa demora no tiene un costo relevante y vale más la pena formarse una convicción. Uno tiene que ir ponderando en cada momento cómo se conjugan esos dos elementos. La volatilidad innecesaria que pueda generar la acción del BC es un costo. No hay que perder nunca de vista el objetivo de mantener la inflación baja y estable, y eso el Banco Central de Chile lo ha cumplido.

¿Es bueno que las diferentes visiones de los consejeros se transparenten por la prensa o es mejor que queden puertas adentro?

El BC tiene que tener elementos de comunicación para transmitir por dónde va y los consejeros tenemos que sumarnos a la institucionalidad y contribuir a informar. En la medida en que tengamos algo que decir que sea informativo para el mercado y no lo desvíe respecto de la tendencia, me parece súper valiosa la comunicación, pero si es para dispersar, yo creo que debemos ser siempre cuidadosos.

Pero fijar posiciones individuales por la prensa, ¿qué le parece?

Me parece poco adecuado que los consejeros fijemos posiciones individuales por la prensa, en la medida en que no contribuyen a decir hacia dónde está yendo el BC. Hay elementos de juicio individual que cada uno debe ponderar.

¿Eso puede afectar el clima interno del BC?

No ha pasado y creo que todos los consejeros ponderamos mucho la institucionalidad del BC como un valor y, por lo tanto, se actúa en consecuencia. Pueden ocurrir situaciones puntuales, porque en algún minuto alguno sintió la necesidad de que faltaba por comunicar algo, pero no es más que eso.

José De Gregorio criticó a Rodrigo Vergara por el manejo de la tasa en el segundo semestre de 2016 y coincide que tras su salida se apuraron las bajas. ¿Tenía razón De Gregorio?

No quisiera entrar en una polémica con De Gregorio. Tenemos como política no comentar opiniones individuales. Creo que el BC el 2016 venía de inflaciones bien altas y los escenarios es distinto evaluarlos ex-post que en su minuto. Entonces, a mi juicio, el BC tomó decisiones adecuadas con la información que tenía en cada momento.

¿Llegó a tiempo con los recortes de la tasa, no se demoró de más?

No se trata de que el BC haya demorado de más la baja de tasas. Se tomó el tiempo que necesitaba para informarse de los cambios de tendencias que había en la economía y los espacios se fueron dando con el tiempo.

¿Por qué con la tasa ya en 2,5% cambiaron el sesgo a neutral y no dejaron abierta la puerta para una rebaja adicional?

Porque consideramos que en este momento, con la tasa que tenemos de 2,5%, la economía converge a la meta de inflación.

¿Eso significa que estamos ante el fin del ciclo más expansivo de la política monetaria, que se acabaron las bajas de tasas?

En nuestro escenario central se acabaron las bajas de tasas. Eso significa el no tener sesgo.

Sin embargo, Vittorio Corbo sostuvo que es probable que igual haya que recortar otra vez la tasa en el segundo semestre. ¿Bajo qué condiciones eso se puede dar?

Se pueden abrir con la misma probabilidad escenarios a la baja o al alza si hay cambios sustanciales en el diagnóstico de lo que está pasando en la economía, pero hoy no los vemos. Por ejemplo, si se deteriora más la inversión, si viene algún shock externo negativo o el repunte que anticipamos no se concreta. Pero también puede pasar lo contrario, que la economía despegue más rápido de lo previsto. Hoy esos riesgos son equivalentes.

Llevar hoy la tasa más abajo, ¿qué riesgos implica, según el BC?

Ir hoy más abajo con la tasa significa el riesgo contrario, de terminar con inflación más alta en el horizonte de dos años. Y tenemos que cuidar que eso no se produzca. Nuestra guía es la meta de inflación y en función de ella tomamos las decisiones. Una tasa más baja hoy arriesga más inflación y no conversa con el escenario general que tenemos.

CRECIMIENTO Y ELECCIONES

Hace unas semanas Sebastián Claro anticipó que el IPoM de junio no sería muy distinto al anterior. ¿Se reforzó esa idea?

Efectivamente, tanto en materia de PIB como de inflación no hay grandes desviaciones respecto a ese escenario de marzo-abril. Por lo tanto, es probable que no haya sorpresas importantes en el IPoM de junio. Puede haber unos cambios puntuales de composición, pero nada que altere el panorama, que en parte fue lo que nos motivó a las últimas decisiones de política monetaria.

Pero el rango estimado de crecimiento del PIB 2017, 1%-2%, debe reducirse en 25 puntos base. ¿Lo ajustarán por arriba o por abajo?

Lo estamos evaluando, pero no hay que sobreleer cualquiera sea el ajuste del rango, porque por ahora vemos que el patrón de la tendencia es más o menos el mismo.

¿Y el de 2018, que va entre 2,25% y 3,25%? Ese 3,25% implica crecer al doble que este año.

Lo relevante es que la tendencia es más o menos similar.

Mario Marcel dijo que la economía debería ganar dinamismo a partir del segundo trimestre. ¿Está siendo así?

Lo que esperamos hacia adelante es que la economía empiece suavemente a converger hacia el producto tendencial. Y eso se va a empezar a notar en los meses sucesivos, y viene de la mano tanto de factores externos, como del efecto de la política monetaria. Además, en este segundo trimestre están desapareciendo factores puntuales que llevaron al primer trimestre a un crecimiento tan bajo, pero todavía observamos debilidad en los sectores asociados a la construcción, a la minería, junto a un consumo moderado. Entonces, va a ser un repunte suave.

¿No se puede deteriorar el consumo si hay mayor debilidad en el mercado laboral?

De momento se ve frágil y hay un factor de riesgo. En todo caso, el comercio muestra más dinamismo, cierta mejora en las expectativas de consumo aún en niveles de baja confianza y un comportamiento del consumo durable mejor al esperado.

¿Y en materia de inversión?

Lo que tenemos todavía es una minería débil y un proceso de ajuste en la construcción aún en desarrollo, con cifras muy bajas en el primer trimestre. Se ven algunas señales mejores por el lado de maquinaria y equipo, si uno elimina algunas cosas puntuales como transporte, que es el resto de la inversión. Pero el crecimiento de la demanda sigue proviniendo del consumo.

Y en la concreción de este repunte de la economía, ¿cuánto pueden afectar las elecciones y los programas que se presenten?

Si tenemos programas presidenciales consistentes, que van delineando prioridades que hacen sentido en términos macroeconómicos, puede ayudar a la recuperación de la economía. Pero todavía no sabemos cómo va a ser el debate presidencial. A estas alturas las personas están esperando un pronunciamiento. Si éste no es consistente, puede dilatarse un poco más el repunte.

¿Pero este repunte del crecimiento hacia fin de año y en 2018 se va a dar igual, independiente de quien triunfe en las elecciones?

Uno espera que la gente elija entre alternativas consistentes, que ofrezcan un escenario macroeconómico que delinee un proyecto futuro. Si no nos encontramos con eso y tenemos un shock adicional en las expectativas, ya estamos en otro escenario. Por lo mismo, es relevante el tono de laspropuestas.

Uno de los candidatos, Sebastián Piñera, se comprometió a doblar el crecimiento de este período en su eventual segundo mandato. ¿Es posible?

Cuando se ha tenido en forma prolongada un crecimiento por debajo del potencial, se puede por algún período crecer algo por arriba de él. Para mantenerlo más allá en el tiempo es necesario aplicar medidas que mejoren la productividad y la eficiencia.

Hay varios economistas diciendo que ese crecimiento potencial ya no es siquiera 3% y que bajó a 2,5%. ¿El BC revisará sus números?

Normalmente nos referimos al producto potencial en el IPoM de septiembre de cada año, y en esa oportunidad vamos a entregar alguna revisión. Analizaremos el potencial y el tendencial.

Varios candidatos han planteado que van a mejorar las reformas estructurales de este gobierno. ¿Eso podría ayudar al crecimiento potencial?

El debate relevante en ese sentido es qué tipo de reformas aumentan la eficiencia y la productividad, y saber que eso va a ayudar al crecimiento.