Histórico

Sociedad de la Nieve, el libro que cuenta la tragedia de los Andes

En él se ecoge por primera vez el relato de los 16 sobrevivientes del avión de jóvenes rugbistas uruguayos que en 1972 cayó en el lado chileno de la cordillera.

Los 16 uruguayos que sobrevivieron a un accidente aéreo y a 72 días perdidos en la cordillera de los Andes, en 1972 relatan en un nuevo libro que se publicará esta semana que muchos sintieron la "seducción" de la muerte y destacaron que la comunión entre el grupo les permitió resistir.

El libro, titulado La Sociedad de la Nieve, del periodista uruguayo Pablo Vierci, es citado hoy a modo de adelanto por el diario El País de Montevideo. Su publicación está prevista para el próximo jueves.

Recoge por primera vez la visión de todos los sobrevivientes sobre lo sucedido entre el 13 de octubre y el 22 de diciembre de 1972 en los Andes, desde la caída del avión que transportaba a un equipo de jóvenes rugbistas uruguayos y a sus familias hasta su rescate. Sólo 16 de los 45 viajeros sobrevivieron.

A su regreso admitieron que debieron comer carne de sus amigos o familiares muertos para alimentarse durante esos días.

Además del relato de lo ocurrido en la montaña, en el libro narran las vivencias de los 36 años que siguieron al accidente.

Esta "tragedia" o "milagro" de los Andes fue llevada al cine y originó varios libros.

La visión de cada uno sobre la muerte y la cercanía con ella aparece con frecuencia en los relatos de esta nueva publicación.

"Casi me aflojo, pensaba que era más fácil morir que seguir luchando. Pero sentí una voz. Era Roy Harley, que me agarró de la mano y salí. Empecé a gritar porque supuse que si yo casi me entrego, los demás estarían en la misma" situación, relata Adolfo Strauch, sobre la noche que una avalancha cubrió parte de los restos del avión que tomaron como refugio en los días en los Andes.

"Y debe haber sido así, porque algunos que sacamos estaban muertos y con una cara de placidez, de cuando la muerte te va llevando; es una transición suave, dulce y hasta agradable. Todos estuvimos muy cerca de ella", agrega.

Bajo la nieve, José Inciarte ve un túnel y la silueta de su padre fallecido; su sensación fue de paz y felicidad. Pero Strauch lo saca.

"Ahí me vino la gran disyuntiva: si volver a ese paraíso de felicidad, con mi padre, o a esa vida de mierda, llena de sufrimiento. Pero era la única que conocía y volví al avión horrible, a escarbar y buscar amigos vivos y muertos (...). Encontrábamos un fallecido al minuto y otro vivo a los 10".

Inciarte define a la muerte como "seductora".

"Vi morir amigos todos los días y me preguntaba qué habían hecho de malo. Nada. Numa Turcatti, por ejemplo, fue el más bueno y generoso que conocí, había escalado montañas y ayudado a todos. (...)Entonces, empecé a pensar que la muerte no era un castigo, debía ser un premio. El 24 de diciembre me iba a dejar seducir por ella", dice.

Javier Methol vio morir a su esposa enterrada bajo la nieve. "Yo tengo cuatro hijos, tengo que volver a llevarles el amor de su madre", se dijo a sí mismo en ese momento, según relata en el libro.

"Habíamos incorporado la muerte como algo natural, que nos podía pasar en un segundo", afirma Gustavo Zerbino.

Dos del grupo hicieron un largo trayecto escalando picos nevados y encontraron a un arriero chileno. Luego fueron rescatados.

"Nosotros para morir teníamos millones de excusas, pero para vivir apenas una. Y cuando nos aferramos a eso, el yo se transformó en nosotros. Todos al servicio de todos y se generó una fuerza ilimitada", asegura Zerbino.

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