2022: El año para pensar en grande

José Manuel Correa, director ejecutivo Endeavor Chile.

Pensión Garantiza Universal

"Falta aún profundizar en el valor agregado que entregan los fondos nacionales y en repensar las condiciones que ofrecen los bancos para scaleups".



Segundo año de pandemia, cuarentenas intermitentes, teletrabajo, sistema híbrido, vuelta a lo presencial. El año 2021 avanzó con más certezas que incertidumbres y a un paso más rápido que el anterior. Se reactivó en algo la industria turística y gastronómica (una de las más afectadas), otras se renovaron y otras siguieron surfeando la ola. Pero, si hay un ecosistema que avanzó y a un paso más ágil que el de costumbre, es el del emprendimiento y la innovación.

En 2021 vivimos una era dorada para Chile con levantamientos de capital con montos históricos y reconocidos fondos de inversión extranjeros que ratificaron que tenemos un ecosistema más maduro con casos más allá de Cornershop, NotCo (nuestros unicornios), destacando Betterfly, Buk, Fintual, Xepelin, entre otros. También celebramos exits como el de Babytuto.com con Walmart, nuevos M&A, reconocimientos a nivel internacional como la “ovación” que recibió Gonzalo Muñoz, — fundador de TriCiclos y champion de la COP25—en la cumbre climática de Glasgow, e incluso llegamos al espacio con LeMU, el ambicioso proyecto de Odd Industries.

A esto se sumó un vertiginoso y sorpresivo escenario político, donde el emprendimiento tuvo por primera vez un espacio más amplio en la mesa, con presencia en programas de gobierno de presidenciables, mención (¡a las scaleups!) en debates televisados y en otros espacios de discusión pública, donde se evidenció que puede ser una herramienta de movilidad social, generadora de empleos de calidad y desarrollo económico. Según un estudio de Endeavor Research, que por primera vez identificó a las scaleups en Chile, éstas corresponden al 1% de las empresas y generan más del 40% de los empleos (es decir, pocas empresas con gran peso en la economía).

Aunque cerramos el año celebrando estos hitos, quienes trabajamos en pro del desarrollo del emprendimiento tenemos el deber de recordar el camino recorrido y que la creación y mantención de un ecosistema robusto requiere tiempo y colaboración entre el mundo público, privado, la academia, fondos de inversión y el Gobierno, a través de medidas, generación de data, mentorías, apoyo estratégico, espacios de networking e inspiración, difusión de buenas prácticas, entre otros.

Quedan muchos desafíos por los que trabajar y el financiamiento es uno de los principales. Según otro estudio de Endeavor Research “Scaleups y el fondo de fondos”, los Venture Capital chilenos son pocos y chicos, lo que no permite inversiones más altas ni realizar follow-on a las inversiones. Falta aún profundizar en el valor agregado que entregan los fondos nacionales y en repensar las condiciones que ofrecen los bancos para scaleups.

Queda pendiente ampliar el acceso a capital inteligente local, generar políticas públicas que favorezcan a las scaleups, repensar la categorización que se les da para que no solo existan “grandes empresas” y pymes o Mipymes, identificar a las scaleups— que se denominan así por alcanzar un crecimiento de un 20% en tres años consecutivos— para que paguen impuestos adecuados para su tamaño y reciban beneficios estatales específicos, como apoyo a la exportación, incentivo tributario por I+D, tarjetas de crédito a tasas preferenciales, ayuda financiera, entre otras facultades que países como Alemania implementan con sus “Mittelstand”.

Este nuevo año lo recibimos con el desafío de favorecer estructuras de financiamiento que permitan a otros actores, como fondos de pensiones, compañías de seguro, family offices y otros inversionistas nacionales (ya no internacionales) entrar en el capital de riesgo y apostar por esas empresas que necesitan capital para despegar.

Nos queda también la misión de apoyar a nuevos liderazgos, acortar brechas de género, descentralizar el trabajo, impulsar modelos de negocios que apunten al triple impacto, económico, social y medio ambiental, entendiendo que el beneficio económico no es suficiente.

El año 2022 tiene que ser el año de pensar en grande, de integrar en el modelo de negocio la mirada global, la transformación digital, la economía circular, de poner en práctica lo aprendido en pandemia, valorar el talento local, para reactivar la economía y avanzar hacia una más sostenible.

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