¿2045, cero emisiones C02?

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La planta de Enap en Quintero. Referencial. Foto: Marcelo Benítez/Archivo


El panel intergubernamental IPCC de las Naciones Unidas sobre el cambio climático ha emitido su último informe hace unos días. Este plantea fijar la meta de calentamiento global en 1,5° C promedio, sobre el nivel preindustrial para el 2045, cuando ya ha subido 1° C hasta la fecha. Es decir, se trata de acotar a 0,5° C el aumento para los próximos 25 años. La propuesta es más restrictiva que los 2° C hasta hoy acordados en París el 2015, y representa un dramático llamado de angustia a reaccionar a tiempo. El aumento de 1,5° C igual causará estragos, y se perderán muchos ecosistemas y especies, además de requerir de enormes inversiones. Pero aceptar los 2° C actualmente acordados, sería simplemente catastrófico y para qué decir los 3° C que son la actual tendencia.

La tierra tiene una forma propia de lidiar con sus emisiones naturales de CO2. Son entonces las emisiones antropogénicas que, a pesar de ser marginales en la escala general, son las que desestabilizan el sistema climático que es de alta complejidad y por ende sujeto a las teorías del caos. Estas emisiones antropogénicas pueden demorar siglos o hasta milenios en recuperarse, incluso si es que lográsemos la proeza de llegar a cero emisiones de C02 para el 2045 y que requiere para el 2030 una reducción del 45%. Es decir, en la próxima década, sí o sí, hacer una reingeniería completa del funcionamiento de la economía y la sociedad en materia energética, y formas de vida si queremos sobrevivir.

Amigos, la edad del carbón y el petróleo han llegado a su fin y eso no es trivial. Quizás la era humana también está terminando si consideramos la nueva era de la inteligencia artificial. Esta es superior a la humana por definición, por lo que creer que podríamos manejarla es apenas una ilusión. La total inteligencia y la total obediencia nunca van de la mano como sentenció poco antes de morir Norbert Wiener, creador de la cibernética.

Desmantelar la economía del petróleo y del carbón es una tarea titánica, si bien eso mismo abre muchas nuevas industrias y enormes posibilidades; la quebrazón de empresas tradicionales a nivel mundial va a ser simplemente enorme, lo que acarrea problemas sociales inconmensurables que probablemente las clases políticas no están dispuestas a enfrentar.

Dicho en simple, en un par de décadas no podremos exportar un solo producto que tenga huella de carbono. Es decir, debemos cambiar todo nuestro sistema de transporte y cerrar todas las centrales de carbón y petróleo en apenas dos décadas. No es fácil políticamente, quizás hasta sea imposible. Ponerse la meta de 0,5° C adicional significa que el mar subiría 10 cm menos para el 2100, que aunque parezca poco en cifras es enormemente significativo para las poblaciones costeras del mundo. El nivel del mar subirá por mucho rato nos guste o no. A todo evento para el 2100 subirá entre 50 cm y 80 cm, lo que es una enormidad. El panel considera que estos cambios generarán varios cientos de millones de personas que caerán en la pobreza extrema, los que de usar los 2° C podrían ser quizás billones de personas.

El costo de las mitigaciones necesarias solo en relación a la energía requiere cerca de US$ 1 billón por año, lo que para dar una referencia es unas cuatro veces el PIB de Chile. Pero el modelo global para lograr la meta de 1,5° C es de US$ 2,4 billones por año, lo que equivale al 2,5% del PIB mundial, lo que es enorme.

En suma, hablamos de una situación global de emergencia catastrófica, que debemos enfrentar y no se está dando el ancho en el mundo. Los líderes no se la pueden. Este es un panel de 91 expertos de 44 países (no de funcionarios de la ONU que ya no tienen gran credibilidad), y por eso debe escucharse con mucha atención. Chile debe empezar el camino de las transformaciones ahora. Éste no debe ser visto como un problema ideológico, es de supervivencia. ¿Se la podrán nuestros políticos? Con mucho respeto, lo dudo.

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