¡Abandonados a su suerte!

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Más de 120 locales han sufrido daños.


¡Abandonados a su suerte! Así se encuentran los chilenos frente a la euforia vandálica desatada el 18 de octubre pasado. En realidad, así los ha dejado el gobierno. Hoy prima en la patria un "sálvese quien pueda" -y cómo pueda- de las hordas de delincuentes y terroristas que asolan el territorio, destruyendo, quemando, atacando, abusando, obstruyendo, atemorizando.

El Ejecutivo ha mostrado una flagrante negligencia respecto al uso legítimo de la fuerza pública para restaurar el orden y la seguridad, desconociendo con su conducta que mantener los mismos es parte esencial de sus obligaciones. Más aún, se trata del primer deber que ha de cumplir. Sin ellos no hay régimen político que sea sustentable, en especial una democracia representativa como es la chilena. El primer mandatario y su equipo lucen débiles y desorientados desde antes del ataque concertado a las estaciones del Metro de Santiago, desde cuando se inició la evasión masiva del pago del pasaje del tren metropolitano.

Han transcurrido seis semanas de desgobierno y es la gran mayoría ciudadana quien lo padece diariamente. Sus derechos más elementales se ven conculcados permanentemente por un grupo de desadaptados sociales que campean libres por las ciudades del país haciendo aquello que les viene en real gana. Francamente expuesto, al gobierno parece importarle más que no se vaya a violar -o decir que se viola- algún derecho humano del lumpen desatado, que resguardar los derechos concretos de la población que únicamente desea que la dejen vivir, trabajar y estudiar en paz. Qué decir del trato que otorga al cuerpo de Carabineros: sencillamente indigno. Paralelamente, gasta sus energías en intentar legislar las ideas sobre políticas públicas que le impone la oposición, al tiempo que se hace cómplice de ilusionar a todo un país con la elaboración (bajo presión violenta) de una nueva Constitución que promete una suerte de auténtica "redención" para un sinfín de males que aquejan a la sociedad. ¡Salvación terrenal! que, además de innecesaria, presagia un salto al vacío institucional para la nación. Entretanto, la actividad económica se encuentra semiparalizada, gracias a la inacción gubernativa ante los violentos. En fin, los costos humanos y materiales de tanto alelamiento y dejación por parte de quienes están llamados a ejercer autoridad serán enormes, en todos los frentes mencionados.

¿Cuánto más puede resistir Chile la cotidianeidad que está sufriendo?, ¿aceptará la "mayoría silenciosa" seguir siendo tan maltratada y descuidada? En este escenario, ¿es descartable el comienzo de enfrentamientos entre civiles?, ¿es siquiera pensable efectuar un plebiscito "de entrada" para el proceso constituyente en abril de 2020? En fin, ¿tendrá que parar efectivamente el gremio de los camioneros para que el Ejecutivo, junto a los otros poderes del Estado, "asuman la responsabilidad para la cual han sido puestos por la ciudadanía en sus cargos"? ¡Es hora de Gobernar!

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