Acuerdos en seguridad



El Presidente de la República, con sentido de urgencia -basado en la alta importancia que la sociedad otorga desde hace décadas al tema de la seguridad-, ha anunciado que enviará a trámite legislativo cuatro proyectos de ley, que recogen parte importante de las propuestas que de manera unánime le hiciera la comisión de trabajo que convocó sobre esta materia. Frente a críticas de sectores de la oposición que impugnaron este tipo de grupos de trabajo -por entender que pretendían pasar por alto el Congreso-, los hechos demuestran que tal riesgo era infundado.

Los proyectos abarcan cuatro áreas de la seguridad: Modernización y fortalecimiento de la probidad de las policías, fortalecimiento y modernización del sistema de inteligencia, reforzamiento preventivo de los gobiernos locales, modificaciones a la ley de control de armas y normas sobre entrega voluntaria y reinscripción de armas. Todos sin duda importantes, pues tocan áreas desde la prevención o la punición.

La que posee como objetivo modernizar la gestión y fortalecer la transparencia y probidad, parte de un hecho en investigación penal aún en desarrollo, pues tal como lo sostiene en sus primeros párrafos el proyecto en cuestión, se trata de enfrentar una "prestigiosa imagen dañada con ocasión de los denominados casos Fraude y Huracán". Con claridad el Ejecutivo pone el acento en el hecho impulsor de la propuesta, y entre las diversas propuestas que realiza para superar riesgos y evitar autonomías consuetudinarias indica que "queda entregado a la Subsecretaría del Interior del Ministerio del Interior el control del presupuesto de las instituciones policiales, quienes deberán rendir cuenta del uso y disposición del presupuesto al menos semestralmente". De aprobarse esta norma -que es coherente y necesaria- tendrá un doble efecto; por una parte, debería materializarse un efectivo control civil, y a la vez esa autoridad asume la responsabilidad en el buen uso de los recursos, sin posibilidad de excusarse.

El segundo de los proyectos se refiere al sistema nacional de inteligencia. Aquí el impulsor basal es el consenso de que nuestro sistema es insuficiente, en lo que se refiere a crimen organizado, terrorismo y nuevas maneras cibernéticas del ilícito. Tal como el primero de los proyectos pudiera calificarse de audaz, lo relativo a la inteligencia resulta de menor intensidad creativa. La gran novedad parece ser la creación de un Consejo Asesor de Inteligencia del Presidente de la República, pero los otros cambios orgánicos a la Agencia son de tono menor.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.