Aguas Andinas: ¿El momento para verla de nuevo?

Si bien en el corto plazo seguimos cautos respecto a una pronta recuperación en los resultados y la distribución de dividendos, a largo plazo las acciones están transando a niveles atractivos, a nuestro parecer.



Ha sido un periodo desafiante para ser un inversionista en las acciones de Aguas Andinas. En lo que va del año 2020 (hasta el 18 de noviembre) la acción de Aguas Andinas ha caído ~36% vs una caída de ~14% en el IPSA. Desde el 11 de julio de 2019, cuando comenzó la interrupción del suministro del servicio de agua potable en la ciudad de Osorno, las acciones han rentado -50% vs -19% en el caso del IPSA.

Más allá del desafortunado incidente en Osorno, la empresa ha tenido que enfrentar varios otros vientos en contra. Ya por varios años, la sequía que afecta a la Región Metropolitana (y a Chile en general), ha implicado incrementos de gastos de compra de agua cruda y energía eléctrica, además de levantar preocupaciones sobre posibles racionamientos en el verano 2020-21. Si bien hay cada vez más consenso respecto de la necesidad de obras para asegurar la suficiencia y seguridad del suministro de agua en Santiago, hay dudas con respecto a cómo serían ejecutadas para evitar impactos significativos al alza en las tarifas de los clientes.

En el frente legal, aún existe incertidumbre con respecto a un proyecto de ley pendiente para la industria de los servicios sanitarios que impactaría, por ejemplo, la tasa de descuento mínima aplicada en los procesos de revisión tarifaria llevados a cabo cada cinco años. La última propuesta por parte del Ministerio de Obras Públicas fue de 6% (vs una tasa establecida actualmente en la ley de 7%). Por su parte, luego del arranque de la pandemia, los accionistas acordaron suspender la política de dividendos habitual de la compañía de distribuir el 100% de las utilidades netas. Algunos dudan si se volverá a los mismos niveles de reparto de dividendos en el futuro, especialmente considerando el apalancamiento actual del balance de la empresa (deuda neta sobre EBITDA de 3,5x a junio 2020).

Dicho lo anterior, a nuestro parecer, ha habido algunas señales positivas en el último tiempo. El estado del embalse El Yeso, clave para el suministro de agua en Santiago, ha mejorado significativamente durante los últimos meses y la preocupación por un eventual racionamiento ha disminuido. En octubre, la compañía logró la venta de su participación en Essal, lo que significa que ahora puede enfocar sus esfuerzos en sus operaciones principales en la Región Metropolitana. Por último, en noviembre la empresa inauguró formalmente el proyecto Megaestanques de Pirque, el que aportará a Santiago una autonomía hídrica de hasta 34 horas frente a eventos de alta turbiedad en el río Maipo y demuestra la capacidad de la empresa de ejecutar exitosamente obras de este tipo.

Si bien en el corto plazo seguimos cautos respecto a una pronta recuperación en los resultados y la distribución de dividendos, a largo plazo las acciones están transando a niveles atractivos, a nuestro parecer. Considerando también el rebote en el IPSA de ~15% desde el 1 de noviembre, vs ~3% en Aguas Andinas, podría ser un momento interesante para los inversionistas más pacientes y de largo plazo para comenzar a ver la acción de nuevo.

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