Ahora Trump apunta sus dardos a Irán

Donald-Trump-1023x573


Camino a cumplir un año y medio en la Casa Blanca, Donald Trump ya acostumbró al mundo a su estilo impulsivo e impredecible. Lo demostró con Corea del Norte y Siria, por ejemplo. Y ahora es el turno de Irán, luego que el mandatario amenazara con abandonar el tratado nuclear vigente con este país —al que ha calificado como "el peor acuerdo jamás logrado" por su país— y fijara el próximo 12 de mayo como fecha tope para tomar una decisión al respecto.

En ese sentido, sus declaraciones no deberían sorprender a la opinión pública, considerando que desde la campaña presidencial de 2016, Trump no ha escatimado palabras para repudiar dicho acuerdo y criticar al entonces presidente Barack Obama por haberlo impulsado.

Todo comenzó cuando la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) comprobó que Irán llevaba años desarrollando un programa secreto para el enriquecimiento de uranio, lo que motivó a Estados Unidos, a Naciones Unidas y a la Unión Europea a imponer duras sanciones económicas, como una manera de impedir que Irán se convirtiera en una nueva Norcorea.

Las sanciones golpearon fuertemente las exportaciones petroleras de Irán, que llegó a perder más de US$ 160.000 millones en cuatro años, además de sufrir el congelamiento de US$ 100.000 millones en cuentas en bancos en el extranjero.

Finalmente, en 2015 se llegó a un acuerdo que fue firmado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania e Irán, en el que se estableció que el país persa se comprometía a desmantelar dos tercios de las centrífugas utilizadas para enriquecer uranio y suspender durante 15 años este proceso, entre otros aspectos.

A cambio, se comenzaron a levantar las sanciones que pesaban sobre Irán, lo que —entre otras cosas— le permitió regresar al mercado petrolero.

En su momento, este acuerdo fue visto como un éxito, ya que finalmente comprometía a Irán a que su programa nuclear tuviera solo un uso pacífico—alejando el fantasma de la fabricación de bombas nucleares— y que se sometería a inspecciones periódicas.

Sin embargo, para Trump, este acuerdo no ofrece las garantías suficientes —aspecto que comparte con el gobierno israelí del primer ministro Benjamin Netanyahu— y que por eso debe ser revisado.

Francia, Reino Unido y Alemania ya han dicho que respaldan el acuerdo y que no ven motivos para dejarlo sin efecto, lo que ha dejado a Trump solo. Pero a pesar de eso, es un hecho que aunque solo EE.UU. decida anular el acuerdo, la reacción de Irán podría echar por tierra todo lo que se ha avanzado desde 2015.

Además, no se puede perder de vista la importancia de Irán, que junto a Arabia Saudita es una de las dos grandes potencias del Medio Oriente de hoy. Y que Teherán es un actor fundamental para la búsqueda de cualquier solución para la larga y compleja guerra en Siria.

Asimismo, no se puede desconocer que el tratado impulsado por Obama ayudó a estabilizar una relación bilateral marcada por la tensión y la desconfianza, desde el triunfo de la Revolución Chiita de 1979 y el trágico episodio de la toma de rehenes en la embajada estadounidense. De modo que, si finalmente Trump decide abandonar el acuerdo, sería esperable un importante retroceso en la distensión bilateral y la reactivación de una crisis que hasta hace poco parecía casi resuelta.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.