Aprobación del matrimonio igualitario

La sociedad chilena ya estaba lista para dar este paso histórico, que afianza fuertemente el principio de la igualdad ante la ley.



El Congreso protagonizó ayer una jornada histórica, al aprobar el proyecto de matrimonio igualitario y con ello instalar a Chile entre los países que cuentan con una legislación de esta naturaleza, que por ahora son una treintena.

Los cambios que ha experimentado la sociedad chilena, particularmente en la última década, hicieron posible que una legislación que durante mucho tiempo fue resistida, finalmente pudiera encontrar su momento. Diversos estudios de opinión han coincidido en que el matrimonio igualitario es favorecido por una amplia mayoría -especialmente entre los segmentos más jóvenes-, por lo que era ya evidente que Chile estaba listo para dar este paso. La misma votación en el Congreso ha dado cuenta de ello, pues tanto en la Cámara como en el Senado -ambas ramas votaron ayer favorablemente el proyecto emanado desde la comisión mixta- se aprobó por una contundente mayoría, restando solo la promulgación.

La forma como se llegó a la aprobación de este proyecto fue algo sorpresiva, considerando que en su última cuenta pública el Jefe de Estado decidió por sí -sin consulta con el resto de su coalición- poner suma urgencia al proyecto de matrimonio igualitario presentado en 2017, a pesar de que el propio Mandatario no era inicialmente partidario de este tipo de legislación. Esto causó en un primer momento duras fricciones al interior de Chile Vamos, y obligó al mundo político a adelantar una discusión que llevaba mucho tiempo pendiente.

Si bien la atención del país está centrada en este momento en la definición presidencial, no se debe perder de vista el paso de enorme significancia que se ha dado con la aprobación del matrimonio igualitario. Existía ya la legislación que reconocía las uniones civiles, la cual en su momento fue considerada un avance, pero que con el paso del tiempo se fue haciendo insuficiente cuando han aflorado distintas formas de familia y cuando la mayoría demanda que ante el Estado las personas sean tratadas de la misma forma, sin ser objeto de discriminaciones arbitrarias, en particular en un aspecto que toca tan directamente la vida de las personas como es la decisión de casarse, un derecho que finalmente pertenece a las personas.

En esto Chile ha ido avanzado conforme los criterios asentados en la doctrina internacional de los derechos humanos, en que se ha favorecido que los estados cuenten con un margen de apreciación general para determinar cuándo se van dando las condiciones para poder contar con una legislación de matrimonio igualitario.

El hito que se ha marcado ayer asienta fuertemente el principio de la igualdad ante la ley, y las sociedades que buscan asentarlo son las que mejor aseguran que las personas puedan llevar a cabo sus proyectos vitales, favoreciendo con ello un bienestar general que es indispensable si se trata de aspirar a una mayor cohesión social. El paso que se ha dado no estará totalmente completo hasta que las parejas del mismo sexo tengan los mismos derechos a adopción que las parejas heterosexuales -ya se tramita en el Congreso un proyecto de ley para abordar esta materia-, pero ciertamente el 7 de diciembre de 2021 quedará como una fecha histórica.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.