"Aquiles contra el Mineduc"

mineduc
Foto: La Tercera/Archivo


SEÑOR DIRECTOR

En su reciente columna de opinión, Pablo Ortúzar ha tocado un tema difícil y vital para la educación escolar en Chile: la facultad del Estado para imponer un currículum nacional que lleva a la homogeneización cultural de los ciudadanos. Como educador y director de colegio desde hace más de 30 años, me sumo a lo aseverado en su reflexión.

Quisiera agregar a todo lo dicho que un currículum totalizante afecta aspectos muy profundos en la educación. La flexibilidad o libertad curricular implica finalmente un acto de confianza en los colegios y en los profesores. La confianza es fundamental en la obra educativa. Esto lo han entendido así por ejemplo en Finlandia, considerada como la mejor educación primaria del mundo. Allí, el currículum nacional es solo un marco regulatorio general, entregando mucha libertad a colegios y profesores y por lo tanto sin un régimen de control opresivo como en Chile. No existen pruebas estandarizadas de control, ni ranking de colegios, ni una "Carrera docente" para uniformar a los profesores. El Ministerio de Educación define su rol como de cooperación, no de control.

No estoy planteando que debe imitarse la educación finesa en todos sus aspectos, de ninguna manera, sino atender también en las políticas públicas a los principios de la educación. Su efectividad no se produce a través de la competencia, del control o el "accountability". Tampoco en la desacreditación sistemática del profesor educador, transformándolo en un mero facilitador o motivador.

La educación no está en función solo del progreso económico de un país sino primordialmente de la plenitud de sus niños y jóvenes.

Alberto Vial E.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.