Arde Santiago

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Incendian iglesia institucional de Carabineros.(AGENCIAUNO)


Como todos los viernes, los encapuchados que tienen tomada la Plaza Baquedano iniciaron acciones violentas que terminaron con el incendio de la Iglesia San Francisco de Borja, patrimonio invaluable que data de 1876. Tampoco tuvieron contemplación con la cripta del teniente Merino, como no la han tenido con la escultura ecuestre de Manuel Baquedano o la tumba del soldado desconocido y más de 200 monumentos vandalizados desde el 18 de octubre.

Este viernes 3 de enero pudimos ver otra imagen apocalíptica de Santiago, con varios focos de fuego en la Alameda e intentos por quemar nuevamente una estación de Metro en Santa Lucía. Más conmovedor fue escuchar los llamados de auxilio de vecinos, aterrorizados por la posibilidad que el fuego se extendiera a sus edificios desatando una tragedia de proporciones.

Las fotos de vándalos encapuchados celebrando en medio del fuego se repiten y la sensación de impunidad se instala, generando angustia y frustración en la ciudadanía. ¿Cómo es posible que una turba se tome un lugar tan central de Santiago y destruya veredas, plazas, paraderos, parques o monumentos? ¿Cómo se entiende que todas las semanas incendien edificios? ¿Qué opción tienen los vecinos y comerciantes que han sido saqueados y ahora deben vivir con la amenaza de morir quemados?

La respuesta no se explica, solamente, por una policía desbordada. El problema central, ha sido la idealización de esta turba y su uso con fines políticos. Las mismas barras que antes eran condenadas por la violencia en los estadios, ahora posan como héroes sociales en reportajes o fotos artísticas. Son los protagonistas del estallido. Les dedican sentidas columnas y editoriales donde quedan como víctimas de una represión injusta y brutal. Esto no solo es demencial, sino que muy injusto con las personas que sufren por sus actos, o los miles de dirigentes que luchan de verdad por los derechos sociales desde el anonimato.

En lo político, las responsabilidades del Partido Comunista y el Frente Amplio son evidentes. No solo han celebrado y homenajeado a los vándalos, sino que han puesto recursos judiciales para limitar el accionar de Carabineros, en desmedro de contribuyentes que financian sus abultados salarios. Los partidos de la ex Nueva Mayoría no se quedan atrás, y lo digo con dolor por haber votado por ellos cuando eran Concertación. Hoy avergüenzan ese legado, usando la violencia de los encapuchados para empujar su agenda.

Es hora que estos políticos tomen posición. También deben hacerlo los rostros de televisión, colegios profesionales o las escuelas de arquitectura. O impulsan acciones concretas para defender la democracia y la paz social, o se siguen validando y callando la destrucción de Santiago. Ya no caben medias tintas con esta violencia demencial.

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