Asumir el Chile real

La reciente encuesta CEP, entregó datos lapidarios sobre la percepción ciudadana en torno al gobierno, los partidos, el Parlamento, el estado de la economía y el prestigio de las instituciones. Confirmó que un 64% de chilenos encuestados manifiesta no identificarse hoy con ninguna posición política y que las personas, en una aplastante mayoría, no hablan ni se interesan por la política, ni ven programas relativos al tema. Un cuadro desalentador que evidencia cuán lejos está la gente de sus instituciones y representantes.

En lo que se refiere al gobierno, tanto en la Cuenta al país, como en el cambio de gabinete del jueves de la semana pasada, no se percibieron modificaciones que permitan un reencuentro con esa ciudadanía que lo apoyó en las urnas. Si alguien pensó, por ejemplo, que la llegada de Sebastián Sichel al Comité Político es un guiño a la DC, olvida que quienes se pasan a la vereda del frente -a no ser que transcurra un tiempo razonable- son los que despiertan más sospechas y prejuicios en sus expartidos. También es evidente que la decisión de mantener intacto a su núcleo duro de La Moneda no cambiará ni la conducción, ni fortalecerá la debilitada imagen de Interior, ni menos el tono confrontacional de la vocería. Al parecer el Presidente, molesto con tanta especulación, solo buscó tranquilizar el ambiente político, más que apuntar a rectificaciones reales, lo que generó la unánime conclusión de la insuficiencia de la medida.

Por añadidura, la polémica al interior de Chile Vamos en torno a la representación de los partidos al interior del gabinete, solo verifica lo lejos que está de conectarse con un país que no entiende estas disputas de poder.

Y, en lo que se refiere a la oposición, nadie está en condiciones de sacar cuentas alegres ni diferentes a lo descrito. Mientras algunos todavía cuentan votos y polemizan sobre la legitimidad del proceso electoral, otros discuten si se definen de izquierda o de centroizquierda, mientras los históricos de centro vacilan entre buscar diálogos y acuerdos con el gobierno o concentrarse en el agrupamiento de toda la oposición. También están los que transitan entre el Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría, mientras ninguno de ellos parece proponer caminos que atraigan a los esquivos y refractarios ciudadanos del Chile de hoy.

Es fundamental leer adecuadamente el complejo cuadro que se ha ido creando para la política. Si lo que se busca es desterrar los populismos, rescatar la mayoría ciudadana y legitimar cada vez más la democracia, hay que poner más realismo, menos ideología y entender mejor al chileno medio que ha ido surgiendo en estos años. Son ciudadanos que mayoritariamente crecieron en democracia y que hoy esperan señales de cambio y signos que representen sus intereses.

Es el gran desafío para quien quiera gobernar.