Avances y desafíos en materia docente

La Carrera Docente elevó las exigencias para estudiar pedagogías, y también mejoró las condiciones laborales de profesores.


La profesión docente se ha consolidado como la cuarta más valorada por los chilenos desde 2015. Eso arroja una reciente encuesta realizada por Elige Educar y GfK. Según el director ejecutivo de Elige Educar, es un paso positivo para ir mejorando la calidad docente, pues "como muestra la evidencia, en los países donde los docentes son altamente valorados se logra atraer a más y mejores postulantes a las carreras de Pedagogía", señaló.

En ese contexto, es importante que dicha valoración vaya de la mano de condiciones laborales atractivas para las personas más capaces, así como también que la formación docente esté a la altura. En el último tiempo, nuestro país ha impulsado una serie de políticas orientadas a aumentar las exigencias para las carreras de pedagogía y está destinando múltiples recursos para mejorar las condiciones económicas bajo las cuales ejercen los docentes. Frente a ello, es importante realizar evaluaciones rigurosas que permitan definir cuán exitosos están siendo esos esfuerzos e identificar posibles espacios de mejora.

La principal iniciativa en ese sentido fue la Ley de Carrera Docente que se promulgó en 2016 y que permitirá inyectar en régimen del orden de US$ 2.500 millones para, entre otras cosas, aumentar la proporción de horas no lectivas e incrementar las remuneraciones docentes, introduciendo una nueva asignación basada en el desempeño del profesor, según una evaluación realizada por el Ministerio de Educación. Mientras esta ley estableció el ingreso inmediato a la carrera docente de quienes ejercen en escuelas y liceos públicos, los docentes de establecimientos particulares subvencionados comenzaron a incorporarse recién el año pasado y continuarán haciéndolo de forma gradual hasta 2026.

Una de las dudas que dejó la discusión de dicha ley tiene que ver con la capacidad de la evaluación docente para identificar -y reconocer- correctamente a aquellos que exhiban un buen desempeño en el aula, toda vez que se excluyó casi por completo la opinión del equipo directivo. Ello deriva en el que tal vez es hoy el mayor desafío que persiste en nuestra legislación escolar, y que más que con los docentes, tiene que ver con entregar a los directores de escuela las atribuciones y autonomía que requieren para poder ejercer el liderazgo pedagógico que se espera de ellos y asumir la responsabilidad por los resultados de su escuela.

El país viene haciendo esfuerzos importantes en materia docente, qué duda cabe, pero hay otros elementos que podrían estar jugando en contra y que no han sido bien sopesados. La constante paralización de clases -más de un mes en 2019-, la violencia y las frecuentes batallas políticas que en los últimos años tienen como rehén a la educación pública, podrían estar disuadiendo a jóvenes talentosos de optar por la profesión docente. Es importante que el país tome conciencia de ello y se coincida en la necesidad de darle un respiro a los colegios, permitiéndoles enfocarse en el aprendizaje integral de sus estudiantes e impidiendo que estos sean utilizados para la consecución de objetivos que no les conciernen.

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