El Día Internacional de la Mujer se celebra a días de que se inicie en Chile el trabajo de un nuevo gobierno y, con ello, el de una nueva dirección a cargo del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. Es, entonces, el momento indicado para dirigirnos a las futuras autoridades y plantear algunas dudas en relación al foco que tendrán los esfuerzos en materia de género consignados en el programa de su administración: ¿Serán ellos quienes salden la deuda de inclusión en políticas de Estado con respecto a mujeres lesbianas, bisexuales y trans?

Tres de los seis ejes que constituyen la pauta programática en género del gobierno de Sebastián Piñera debieses incluir a lesbianas, bisexuales y trans: el primero, avanzar en  igualdad de derechos, deberes, trato y participación; el segundo, terminar con la violencia contra la mujer y el tercero,  avanzar en el respeto a la dignidad de la mujer.

Tendríamos que preguntarle a la ministra, Isabel Plá, ¿Cómo se va a "promoverse el buen trato a la mujer en los servicios públicos, en especial en salud y justicia de familia", sin hacerse cargo de la ausencia de políticas de prevención dirigidas a mujeres lesbianas, bisexuales y trans, o sin referirse a la dolorosa vulneración de derechos que sufren las familias lesbomaternales por la ausencia de un marco regulatorio respecto a derechos filiativos?

En materia de prevención de violencia, se buscará "crear unidades en Carabineros y PDI especializadas en prevenir y hacer seguimiento a las denuncias de violencia domésticas y contra la mujer", dice el programa. Entonces, ¿Contarán estas unidades con personal capacitado para el apoyo de las lesbianas, bisexuales y trans que son objeto de violencia? Cuando el ministerio avance en los programas respecto a violencia en el pololeo, ¿incluirá un foco en parejas del mismo sexo?

Éstas son algunas de las muchas preguntas que se le pueden hacer a una equipo que no ha sido capaz de comprometerse con el avance en derechos para la población de lesbianas, gays, bisexuales y trans, pero que aún está a tiempo de demostrar que su voluntad de crear tiempos mejores para todas las mujeres, independiente de la orientación sexual o conformación de identidad de género, es real  y no solo un slogan de campaña para un grupo de la población.