Balance 2014-18

Bachelet
Foto: Agenciauno


¿Qué ha sido el gobierno de Bachelet y la Nueva Mayoría, cómo se les va a recordar? No faltarán quienes sostengan que desempataron el consensualismo y su promiscuidad transversal, llevaron a la auténtica izquierda a La Moneda, empoderaron a todo un mundo ascendente, corrieron el cerco político y social… "Chile cambió".

Otros no dejarán de preguntarse: ¿Dignificaron a sectores populares o simplemente les despertaron molestias dormidas, iras quizás, a fin de asustar al cuiquerío (vieja técnica aunque arma de doble filo)? Dudosamente hicieron más rico al país. Más que reformar (por ejemplo, el sistema educacional) trastornaron lo existente, y está por verse si ello no hizo otra cosa que dejar pendiente la verdadera reforma que faltaría por hacer; en materia constitucional no les dio más que para un show. Con la igualdad, o "inclusividad" como la llaman ahora, les fue mejor pero, al forzarla, ¿no habrán generado nuevas desigualdades volviendo a algunos sectores "más iguales" que otros?

El afán por reescribir la historia a la pinta de nuevas reivindicaciones, hacer tabula rasa con lo heredado, convertir la realidad en mero discurso, desconocerla porque se prefiere pensar en abstracto, despreciar toda negociación y suponer que nadie sino ellos debe gobernar, son signos de que se ha querido más que reformar. En dicho intento, sin embargo, Bachelet acabó con dos coaliciones de izquierda (la Concertación y la Nueva Mayoría), lo que es todo un record. Es decir, ella fue terrible también con la izquierda: implantó la idea de que su propia gente podía ser superada y desechada.

Más que integrar a un mundo al margen (en verdad, solo al PC se le sumó) se reforzó un polo ultrista; el término lo acuña Robespierre cuando se percata de que hay izquierdistas más revolucionarios que él. En definitiva, la radicalización y consiguiente polarización van a ser los legados duraderos de este periodo. Con dos gobiernos de derecha a su costa, Bachelet ha hecho posible lo que habría parecido insólito a nuestros abuelos. El reaccionario e irónico de De Maistre estaba en lo cierto: toda revolución es providencial, al final a Francia se la salvó de la suya tras sus tantos desastres. Haciendo y deshaciendo, "enredando enredandó", importando poco las mayorías en nuestro caso (las hubo pero se desinflaron, lo que tampoco importó) atrincherándose el gobierno en los formidables recursos que le brindara el Estado, incompetente su gestión a menudo, poco se avanzó (en la Araucanía nada).

El periodo será recordado seguramente por la acentuación del presidencialismo populista; dato preocupante, tanto más si lo llegan a perpetuar gobiernos de otro signo. Como señalara Enrique Jardiel Poncela, "cuanto más se preocupa el país por la política peor gobernado está". Y vaya que nos hemos politizado todos estos años.

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