¿Benedicto XVI versus Francisco?



SEÑOR DIRECTOR

Para muchos, la reciente e inesperada carta de Benedicto XVI, en la que ofrece sus reflexiones sobre la causa de los abusos sexuales dentro de la Iglesia, representa un distanciamiento correctivo de la tesis de Francisco.

Mientras para el actual Papa, la explicación para los abusos radicaría en el clericalismo narcisista y ensimismado de sacerdotes y obispos ("pastores sin olor a oveja"), para el Papa Emérito, la razón de las faltas estaría en la relajación de las costumbres en los seminarios después del Vaticano II, y en el relativismo moral en materia sexual de parte de algunos teólogos y profesores.

Ahora bien, lo que pueden parecer posiciones contrapuestas, bien pueden ser vistas como complementarias: Benedicto es el Papa de la fe y, para él, estas conductas responden en último término a la ausencia de un Dios vivo en nuestra sociedad, dador de sentido a nuestras vidas y, por ende, solo se supera esta crisis volviendo a creer que es Cristo quien habita y conduce su Iglesia.

Francisco es el Papa de la misericordia y, para él, lo más grave que ha sucedido tiene que ver con la cultura del abuso, que no ha trepidado en destrozar, incluso la inocencia de los más pequeños, violando el cuerpo y el alma de los más vulnerables, por lo que se requiere la mayor severidad contra los agresores.

Más que contraponer visiones, los católicos bien haríamos en agradecer tener no uno, sino dos pastores que iluminan desde Roma estos oscuros tiempos.

Ignacio Serrano del Pozo

Universidad Santo Tomás

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