Brechas de género en el mercado laboral: La paridad como un proceso democratizador



Por Cristian Nazer, presidente de la Corporación de Universidades Privadas

Es incuestionable que en el tiempo reciente se han realizado importantes esfuerzos por reducir las brechas de género que todavía existen, especialmente en materia laboral. Sin embargo, la energía invertida, que se traduce en iniciativas a nivel de políticas públicas que buscan acercarnos a la necesaria paridad, es todavía insuficiente.

Así queda de manifiesto en un reciente informe sobre brechas de género desarrollado por el Foro Económico Mundial (WEF), entidad que calcula que al ritmo actual harán falta 132 años para cerrarla. El estudio evidencia leves progresos con respecto a 2021 (año en el que el tiempo calculado para acabar con la brecha era de 136 años), aunque todavía exiguos para compensar la caída “de una generación” que acentuó la pandemia.

En esa línea, es preciso señalar que la crisis sociosanitaria generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región según un informe de la Cepal. El documento grafica que la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente). Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% en 2020, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019.

Dado el actual escenario, las instituciones de educación superior estamos llamados a ser activos promotores e incidir concretamente en reducir las brechas de género en materias de suyo relevantes para el desarrollo del país, como la empleabilidad. Poco se ha hecho para que más mujeres entren, permanezcan y crezcan en la economía remunerada. Según distinta evidencia, menos de la mitad de las mujeres en edad productiva acceden al mercado laboral y la mayoría de las que lo logran ganan salarios más bajos que los hombres. Esto, sumado a una carga desproporcionada de cuidados, resulta en una menor probabilidad de crecer hacia puestos de toma de decisiones.

Cambiar esta tendencia requiere acciones capaces de transformar las dinámicas sociales y económicas que generan barreras -visibles e invisibles- que han detenido o alejado a muchas mujeres del mundo laboral.

En este contexto, es importante destacar la Feria Laboral que gesta la Corporación de Universidad Privadas (del 3 al 10 de agosto, www.ferialaboralcup.cl) y que se constituye como un importante espacio para impulsar la empleabilidad de jóvenes y mujeres, los dos estamentos más golpeados por la pandemia. Asimismo, se trata de una instancia de singular valía para posibilitar espacios de reflexión sobre si estamos realizando como sociedad los suficientes esfuerzos para aportar a cerrar las brechas que todavía existen en distintos ámbitos de la sociedad.

Somos conscientes de que la paridad es un proceso democratizador. Las brechas de género deben tender a desaparecer para igualar las condiciones de acceso al mundo laboral, pues lo único que debiese primar a la hora de acceder a la economía remunerada son las capacidades de las personas. En ello hay un imperativo moral para avanzar hacia un sistema igualitario de oportunidades que reconozca la incuestionable contribución de la mujer al desarrollo del país.

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