Buena noticia para Chile y sus comunidades

Cerros_Pintados,_Pampa_del_Tamarugal,_Chile,_2016-02-11,_DD_113


El patrimonio cultural es herencia y futuro. A través de las tradiciones, memoria, saberes, monumentos y paisajes, las comunidades se reconocen, enriquecen y proyectan. La protección y cuidado del patrimonio es una tarea de la sociedad en su conjunto y para abordarla ante los desafíos presentes y futuros estamos al debe. Este diagnóstico es compartido por actores públicos y sociales que conviven con una legislación patrimonial centenaria y obsoleta, que no entrega herramientas ni incentivos suficientes para su gestión y que define una mirada centralista y limitada del patrimonio, con foco exclusivo en lo material. Nuestra legislación data de 1970 y consolida una normativa del 25 que no ha experimentado modificaciones sustanciales y que no permite una protección y salvaguardia efectiva de la diversidad del patrimonio en Chile. El país no puede seguir esperando.

Para asumir este reto y acorde al programa de gobierno del Presidente Piñera, en junio ingresamos al Congreso el proyecto de ley de patrimonio cultural que busca actualizar la Ley de Monumentos Nacionales, el que hoy se discute en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Celebramos que ya son más de 70 las agrupaciones e interesados que han solicitado audiencia para expresar su punto de vista. Como gobierno hemos promovido decididamente el diálogo y lo seguiremos haciendo, para enriquecer esta iniciativa.

El proyecto de ley propone avanzar en ejes centrales acorde a las necesidades y demandas de las comunidades y lineamientos internacionales. En primer lugar, se recoge la urgencia de superar la mirada centralista que tanto afecta el desarrollo de nuestro territorio. Nuestra legislación actual establece que todas las definiciones sobre patrimonio se deciden en Santiago, a través del Consejo de Monumentos Nacionales. Esta mirada debe cambiar y para ello se plantea que cada región posea estructuras resolutivas, generando una relación más estrecha con lo local y agilizando tiempos y procesos.

En segundo lugar, se contempla superar la visión exclusivamente monumental del patrimonio, incorporando por primera vez la protección de lo inmaterial, para el reconocimiento y salvaguardia de saberes, prácticas, oficios y tradiciones, parte de la riqueza cultural de Chile. También se actualiza y suman nuevas categorías de protección, como los Paisajes de Interés Cultural o los Sitios de Memoria. Todo para entender y proteger el patrimonio en su diversidad y relación con las comunidades.

En tercer lugar, un ámbito clave: la gestión. El patrimonio se deteriora, se pierde, evoluciona. No basta con declarar que un bien es patrimonio, la protección legal es importante, pero debe ser un eslabón de un proceso más amplio, que ponga la gestión en el centro. Y en aquello el proyecto propone medidas sustanciales e innovadoras, a través de incentivos y compensaciones. Se plantean beneficios tributarios para personas naturales o jurídicas que realicen proyectos de mantención, restauración o conservación en inmuebles protegidos de su propiedad, y se amplía el universo de bienes a los que se aplicaría exención del pago de contribuciones, esto además de nuevos mecanismos para ampliar el Fondo del Patrimonio Cultural.

La propuesta es integral y sustantiva y busca actualizar una normativa de hace 50 años que, pese a los diagnósticos coincidentes, no ha sido perfeccionada. Es momento de la acción y debemos avanzar juntos con foco en el bien común. Los consensos son amplios y bienvenido el debate y diálogo constructivo en el espacio democrático del Congreso. Hoy tenemos la oportunidad de construir una legislación patrimonial que esté a la altura, lo que es urgente para el desarrollo integral del país, las regiones, las comunidades y las generaciones futuras.

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