Bueyes y carretas

Primeras impresiones del ministro de Ciencias


La nominación del primer ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la historia de Chile, constituye una excelente noticia para el país. Que esta importante misión haya recaído en jóvenes científicos como el ministro Andrés Couve y la subsecretaria Carolina Torrealba, instaura una promisoria señal para el ecosistema de ciencias y la comunidad científica.

Dice bien el ministro que esta cartera no es solo para los científicos, sino para toda la ciudadanía, lo que está en línea con la profunda convicción de investigadores e investigadoras expresada en diversos ámbitos y lugares, incluyendo comisiones presidenciales de dos gobiernos, Senado de la nación, universidades, sector productivo y opinión pública en general. El fomento al conocimiento es de interés del país y se relaciona directamente con la necesidad de abordar los grandes desafíos globales de una manera moderna e innovadora y de generar acciones que materialicen un cambio en la matriz productiva que nos acerque al desarrollo y mitigue las carencias y desigualdades.

El problema aparece cuando se intenta separar los objetivos del proyecto de fomento a la ciencia de las ineludibles necesidades de incremento presupuestario. Se aduce por parte del gobierno que es necesario primero crear un plan, un esquema, un ajuste de lo que tenemos, ser más eficientes y postergar los temas de financiamiento. El Presidente Piñera plantea que quienes abogan por un incremento de fondos para la ciencia estarían poniendo la carreta delante de los bueyes.

Quienes tienen experiencia en plantear o revisar un proyecto científico competitivo, saben que estos constan de dos partes indisolubles, los objetivos y el financiamiento. Los grandes sueños siempre se toparán con las restricciones en los medios y los recursos ilimitados sin ideas ni plan, son plata tirada a la basura. La necesidad de una institucionalidad nueva se basó en constataciones transversales. Es un hecho consensuado que el presupuesto para ciencia es uno de los más bajos de la OCDE, que el número de nuevos científicos formados en la última década supera con creces la cantidad de plazas disponibles para su inserción, que las condiciones de trabajo y seguridad de jóvenes profesionales dedicados a la ciencia son injustas, y que el equipamiento en general se encuentra en peligro de obsolescencia.

La premura con que podamos superar las deficiencias está íntimamente relacionada con las inversiones que decidamos realizar ahora. Es tiempo de hacer las innovaciones necesarias para cambiar los bueyes y las carretas por medios de transporte más modernos y eficientes, vehículos eléctricos, ojalá alimentados por baterías de litio producidas en Chile. Solamente de esta manera podremos acortar las brechas con los países líderes y mejorar las condiciones de vida de las próximas generaciones.

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