Chile carbono neutral, una generación sin opciones

Torres Alta Tension
Foto: Andres Perez


En octubre de 2018 el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) anunció que, aun en el escenario más optimista, si la temperatura aumentara sólo 1,5°C respecto a los niveles preindustriales, los efectos sobre la vida en el planeta serían gravísimos. Para que el aumento de temperatura no supere dicha cifra, la única opción es tener un planeta carbono neutral al año 2050.

A comienzos de los 90 una generación logró instalar en Chile una serie de políticas de Estado para gestionar la calidad ambiental del país. Hoy es el turno de nuestra generación de hacernos cargo de la emergencia climática.

La reciente Cuenta Pública del Presidente de la República fue quizás una de las más pobres en materia ambiental. El anuncio de alcanzar la carbono neutralidad de la matriz energética es un avance, pero queda en un mal pie luego de que el mismo Gobierno anunciara este martes el plan para cumplir dicho objetivo, con un calendario de cierre de operaciones de centrales a carbón de aquí al 2024. Sí, sólo de centrales a carbón y sólo hasta el 2024.

¿Cómo se asegurará que efectivamente cierren todas las centrales generadoras de aquí a mitad de siglo? ¿Cómo se resguarda que no existan otras iniciativas que inicien su operación? ¿Qué sucede con otras fuentes emisoras de CO2, como la generación eléctrica en base a diésel y gas, el transporte, la agricultura o los residuos?

Seguir el ejemplo de Francia, que al 2040 suspenderá la venta de vehículos a gasolina y diésel, es un buen camino. Incluir la exigencia de que cada proyecto que ingrese al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental sea capaz de compensar sus emisiones de efecto invernadero, demostrando su carbono neutralidad; someter a Evaluación Ambiental Estratégica a políticas y planes de toda la acción del Estado, o incluir el Análisis de Ciclo de Vida como herramienta de evaluación para toda la nueva infraestructura asociada a gestión de residuos, podrían ser también acciones en la dirección correcta.

Si nos quedáramos en el escenario actual y nuestros actuales objetivos sirvieran de referencia para el resto del mundo, el planeta superaría los 3°C, con consecuencias devastadoras. De aquí a diciembre, cuando se realice la COP 25, Chile tiene la obligación de adquirir los compromisos que correspondan para transitar a las cero emisiones al 2050 y aportar a no superar los 1,5°C de calentamiento global.

Somos la generación con mayor cantidad de información y herramientas en la historia de la relación de la sociedad con el medio ambiente, y resulta imprudente tomarnos más tiempo para actuar de manera decidida frente a la urgencia climática. No se trata de aprovechar una oportunidad, tardar aún más en actuar no es siquiera una posibilidad. Cualquier otro escenario es irresponsable. Es éste el deber de nuestra generación. La que viene no nos lo va a perdonar.

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