Chile fragmentado



SEÑOR DIRECTOR:

La legislación indiana, aplicada por el Reino de España en sus colonias, estableció un sistema de castas según la cual en la partida de nacimiento se debía clasificar a cada persona según la mezcla de origen de sus progenitores. Así, existían los españoles o blancos, indios, africanos o negros y todas las combinaciones de sus uniones: mestizos (español con indio), mulato o pardo (español o mestizo con negro) y zambos (negro con indio).

El 3 de julio de 1818 Bernardo O’Higgins envió una orden, conocida como el “decreto de la chilenidad”, a todas las parroquias del Reino exhortando a no registrar las castas en los certificados de bautismos y declarar a todos como chilenos.

En el año 2022, la Convención Constitucional pretende reimponer un nuevo orden de castas, bajo el nombre de “Estado Plurinacional e Intercultural” en su proposición de futura Constitución. De forma tal que los habitantes de este país se pasan a dividir en: once pueblos originarios, afrodescendientes y el resto de la población. Teniendo cada uno de esos grupos privilegios y obligaciones diferentes unos de otros.

Esta división y fragmentación no es muy distinta a la clasificación de castas en regímenes totalitarios que identificaban a las personas según su etnia o la religión, lo que facilitó la ejecución de las peores discriminaciones y crímenes conocidos por la humanidad.

Hay amplio consenso en que Chile como país multicultural puede tener un brillante futuro, pero con la división artificial de sus ciudadanos enfrentará con certeza un futuro de inestabilidad.

Marcos Zylberberg Klos

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