Chile y el poder de la resiliencia colectiva

Traspasos de fondos de pensiones alcanzaron su segundo mayor nivel histórico en abril liderados por el C


Por Constanza Cea, directora ejecutiva de Imagen De Chile

Una de las características de los terremotos es que son difíciles de prever. No tienen fecha, no sabemos cuándo ocurrirán, pero sí sabemos que se repetirán. Es una realidad que recorre la espina dorsal de Chile y marca, a fuego, nuestro carácter, forjando nuestra identidad como pueblo.

Por nuestra localización, somos uno de los países con más actividad volcánica y sísmica del mundo, siendo dentro de los miembros de la OCDE, el más expuesto a desastres de origen natural. Solo por nombrar algunos recientes, nuestro país ha experimentado en la última década tres terremotos de gran intensidad: en 2010, en la zona centro-sur, de 8,8 grados Richter; en 2014 en Pisagua, de 8,2; y en 2015, en Illapel, de 8,3.

Pero no solo nos determina la naturaleza; también los desafíos complejos, aquellos que nos parecen imposibles por magnitud y viabilidad, pero que consiguen unirnos detrás de un mismo objetivo. La Teletón de este año, por ejemplo: varias veces reprogramada, sin meta, sin público, sin show, en medio de una crisis sanitaria y económica como la que estamos atravesando, logró reunir una donación absolutamente inimaginable.

O años atrás, cuando decidimos rescatar a 33 mineros atrapados a más de 700 metros de profundidad, y diseñar un mecanismo para mantenerlos comunicados con el exterior hasta que fuese posible traerlos de vuelta a la superficie. El mundo se impactó con la fuerza de voluntad con que nos movilizamos tras la causa, convirtiéndose en el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial.

La irrupción del coronavirus nos vuelve a enfrentar a esa misma sensación -que tan bien conocemos- de vulnerabilidad ante un reto. Lo que ahora se remueve bajo nuestros pies es una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes. Inesperada, imprevisible y profunda. El impacto del Covid-19 vuelve a mostrarnos nuestra fragilidad ante el mundo y a poner a prueba nuestra capacidad para sobreponernos a las adversidades, nuestra resiliencia.

La psicóloga y académica Edith Henderson Grotberg, estudiosa del concepto, lo define como “la capacidad humana para resistir y afrontar eventos que nos causan sufrimiento, de tal forma que la experiencia nos fortalece, adquirimos mayor confianza en nuestras habilidades y nos volvemos más sensibles a los padecimientos de otras personas, así como más hábiles para generar cambios”.

Nuestra herencia histórica es el gran activo que ha forjado nuestra resiliencia como país, esa que se traduce en resiliencia colectiva, que se construye a través de pequeños-grandes gestos por los demás, y que nos permite avanzar en bloque, superando obstáculos, como comunidad.

Recientemente, el Estudio de Orgullo Chileno que desarrollamos junto a la Dirección de Estudios Sociales de la UC, reveló que un 87% de los encuestados se siente muy orgulloso cuando existe una crisis y nos unimos como país. Esa misma medición reflejó que nuestra solidaridad, fortaleza y esfuerzo son de los aspectos más identificatorios y estables para los chilenos, y que por lo mismo, en contextos de crisis (sean desastres naturales o sociales), reemergen con fuerza. Son estos atributos, los que nos unen y refuerzan nuestra enorme capacidad para enfrentar y responder a grandes desastres y desafíos.

Este rasgo de identidad que el mundo reconoce en nosotros, sin duda está manifestándose en el combate que estamos dando como país para vencer esta epidemia, encarnado en el personal de salud y todos quienes trabajan para mantener funcionando la cadena de abastecimiento.

Para Imagen de Chile, este sello representa nítidamente lo que somos como nación. Porque confiamos en lo que somos capaces de hacer en conjunto, queremos exportar un intangible que hoy se vuelve más importante que nunca: la resiliencia colectiva, el carácter chileno.

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