Clases online: hola, ¿me escuchan?

Crédito: Patricio Fuentes.

Por Roberto Bravo. Director Líderes Escolares

“¿Hola, se escucha?” “¿Pueden ver mi pantalla?” “Vamos a esperar que otros compañeros puedan prender sus cámaras, ¿les parece?” Son solo algunas de las frases que, seguramente, todo docente que haya o esté haciendo clases online producto de la pandemia y las nuevas cuarentenas decretadas recientemente, ha dicho en algún momento.

Las clases en línea han venido a revolucionar los procesos pedagógicos de escuelas y colegios. Obligando a sus docentes y estudiantes a manejar tecnologías nunca antes vistas e implementar nuevos sistemas de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, estas clases se han tornado en un gran reto debido a la “desconexión” que se suscita durante las clases a distancia entre los docentes y sus estudiantes.

“Es hablarle a una muralla negra, donde solo veo nombres y no sé si están prestando atención, riéndose o mirando la pantalla”, decía una profesora de Ciencias luego de ser consultada por su experiencia en clases a distancia. Este formato puede llegar a ser altamente frustrante y desesperante.

El año pasado, Fundación Educación 2020 dio a conocer los resultados de la encuesta llamada Estamos Conectados, en la que participaron cerca de 3.400 personas, entre estudiantes, apoderados, docentes y equipos directivos de todo el país. Las respuestas dieron cuenta de cómo influyó el contexto de la pandemia en el bienestar emocional de los estudiantes y cuáles fueron las necesidades que reportaron los apoderados y docentes para enfrentar el modelo de trabajo online.

Ante la pregunta realizada a profesores: ¿Cuáles son tus principales necesidades en este momento para resguardar la continuidad del proceso educativo de los estudiantes? Se observó que la falencia más compartida son las “competencias para el uso de dispositivos digitales”, seleccionada por el 40,8% de las/los docentes que respondió la encuesta. Le siguió el tener una conexión a internet adecuada (35,7%) y un espacio apropiado para el trabajo a distancia (34,5%). Un año después, y luego de que muchas de estas problemáticas fueran solucionadas o mejoradas en algún grado, hoy, el desafío más grande es -sin lugar a dudas- lograr conectarse (realmente) con los estudiantes al otro lado de una pantalla, sin saber si están realmente ahí.

“Parece ser una sesión de espiritismo mi clase de las 8:00 A.M” “Pueden activar sus micrófonos o escribir por el chat, ¿están ahí?”, se lee en los comentarios de docentes de diferentes escuelas y colegios en grupos de profesores y blogs de educación.

Para nadie es sencillo. No es fácil adaptarse. La gran mayoría de las personas destacan la labor y disposición de los docentes, y cómo éstos han logrado reestructurar sus clases, incorporando nuevas plataformas y estrategias para continuar enseñando. Sin embargo, problemas como la falta de reacción e interacción de los alumnos, fallas en la conexión a internet e incapacidad para monitorear clase a clase cómo van aprendiendo los estudiantes, son los escollos de este segundo año de trabajo en pandemia. “Estamos en la tormenta perfecta para que las personas vivan grandes momentos de angustia, lo que es totalmente comprensible”, señalaba el gerente general de Trabajando.com.

Hoy, más que nunca, se requiere que nuestros docentes cuenten con el apoyo de sus jefaturas, quienes debieran empatizar y buscar en conjunto soluciones pedagógicas para este enorme desafío. Porque más allá de lo frustrante y desmotivador que puede llegar a ser enseñar en contextos remotos, nuestros profesores seguirán ahí, dando lo mejor de sí, con altas expectativas y renovadas esperanzas, porque saben que, para muchos de sus estudiantes, estas clases son el único espacio de aprendizaje, encuentro y contención que tienen. Y, a pesar de que no prendan sus micrófonos o cámaras como quisieran, sabemos que están ahí, escuchando y tomando nota, aunque sea detrás una negra muralla.

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