Columna de Álvaro Ortúzar: El Presidente no miente: omite

(AP Photo/Esteban Felix)


Por Álvaro Ortúzar, abogado

De los autógrafos ha pasado a la lectura de ciertos párrafos escogidos del proyecto de Constitución.  Y promete la llegada de derechos a las personas de menores recursos, convenciéndolas que el Estado se los proveerá inmediatamente. Por ejemplo, la salud. Asegura que se les dará diagnóstico, tratamiento y rehabilitación con fondos provenientes de cotizaciones obligatorias de empleadores y trabajadores. Omite decir que, en el mejor de los casos, esta promesa tardará cerca de cuatro años en ver la luz. La propia Convención lo escribió así.

El Presidente lee y promete que las personas serán iguales; que no habrá privilegios para nadie. Omite decir que cerca de un tercio de las normas del proyecto entrega privilegios a un grupo minoritario (2% de la población), al que se le confiere derechos exclusivos a un territorio propio, financiamiento, gobierno y justicia especial (El presupuesto sale dinero de todos los chilenos). Estos privilegios -nótese la diferencia con las normas sobre la salud- empezarán a regir desde la promulgación de la nueva Constitución. La Convención lo escribió así.

El Presidente lee y promete que es obligación del Estado investigar, sancionar e impedir la impunidad, lo que se hará con rapidez y sin impedimento alguno. Omite decir que en su gobierno y como está demostrado, el terrorismo en la Zona Sur sigue gozando de impunidad y que la violencia, el sabotaje, el narcotráfico no están siendo perseguidos ni sancionados. Omite decir que la Convención eliminó el estado de emergencia como herramienta para defender a la población.

El Presidente lee y promete que los niños tendrán resguardo contra toda forma de abuso, explotación y violencia. Omite decir que solo presentará un proyecto para ese fin 18 meses después de que se apruebe la Constitución. Así lo escribió la Convención.

El Presidente lee y promete que habrá vivienda digna para todos. Omite decir que recién dos años después de aprobada la nueva Constitución enviará un proyecto de ley para ser estudiado. Así lo escribió la Convención.

Y un largo etcétera. El Presidente asegura en las poblaciones que visita a diario realidades al alcance de la mano para el evento de que triunfe el Apruebo cuando evidentemente no es así. Nos dice que es su sueño.

Él debiera ponderar con más seriedad que su obligación como Presidente es la de gobernar sin crear falsas expectativas, sin ilusionar a las personas aprovechando su carisma y credibilidad. También debiera tener muy claro que ejercerá su cargo la mayor parte del tiempo regido por la Constitución vigente, que está obligado a respetar y aplicar.

¿Será mucho pedir que el Presidente deje de omitir y trate de encarnar un sueño común, uno que llame a la unidad, a la confianza, al respeto? Y, de paso, que le dé seguridad a la población.

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