Columna de Catalina Pérez: Cuenta pública, un camino al buen vivir



En este breve tiempo, pero extensa cuenta, el Presidente nos muestra cómo ha sabido impulsar, con sentido de urgencia, acciones significativas para el buen vivir de Chile y su gente, con la prioridad siempre presente de poner la vida de las personas en el centro de nuestra inspiración y quehacer.

Pese a la minoría legislativa en la que está el gobierno dentro del Congreso Nacional, que para muchos implicaba la necesidad de renunciar anticipadamente a sus propuestas, este ha mostrado habilidad en construir diálogos con actores dentro y fuera del parlamento para avanzar en acuerdos transversales en beneficio de la ciudadanía. La construcción de puentes de entendimiento con empresarios, trabajadores, gobernadores o alcaldes, dan cuenta de la voluntad de construir una política de Estado, con responsabilidad hacia los compromisos que Chile necesita impulsar. La histórica reducción de la jornada laboral a 40 horas, el mayor aumento de salario mínimo que se ha registrado en dos décadas, el copago 0, el Royalty Minero y la Ley de Responsabilidad Parental, entre otras medidas que hemos defendido con éxito, son una muestra palpable de aquello.

Al mismo tiempo, el gobierno ha protagonizado esfuerzos de gestión que ya dan sus primeros frutos y se evidencian en números positivos en áreas estratégicas para nuestro país, como la seguridad y economía. El Presidente ha trabajado en políticas estructurales para el desarrollo de nuestro país, como la primera Estrategia Nacional del Litio o la reforma tributaria y también se ha hecho cargo de dolores cotidianos como la histórica burocracia que ha afectado esencialmente a niñas, niños y mujeres en el pago de las pensiones alimenticias o la reducción de las listas de espera en salud.

Mientras avanzamos en una demanda tan sentida por la ciudadanía como la vivienda, con la entrega de más de 60 mil nuevos hogares y otros 131 mil en construcción en todo Chile, también hemos volcado el respaldo más contundente a Carabineros de Chile y las Fuerzas Armadas en la entrega de recursos que permitan coordinar de forma más clara el combate contra la delincuencia y el crimen organizado, además de mejorar el control de las fronteras para devolver a la ciudadanía su derecho a la seguridad. A diferencia de lo que señalan algunos sectores, el país no debe elegir entre las banderas de la seguridad pública y las de la seguridad social.

Mirando hacia el futuro, el combate de la desigualdad sigue tomando un rol prioritario. Los anuncios del Presidente nos refieren a medidas inmediatas, como la eliminación de la tarifa de invierno, la inversión para la creación de nuevos empleos o las garantías estatales para la repactación de deudas de la clase media. Pero además, defenderemos con más fuerza la necesidad de una nueva reforma tributaria que le entregue al país, por un lado, la opción de redistribuir mejor su riqueza mediante un nuevo pacto fiscal sumamente postergado, y por otro, la posibilidad de continuar avanzando en agendas que se hagan cargo, por ejemplo, del endeudamiento que afecta a las familias chilenas a través de la condonación de la deuda educativa del CAE. Para avanzar en ello, sin duda necesitamos de una oposición a la altura de los desafíos que nos convocan.

Nuestro gobierno ha hablado con más de 400 medidas concretas que apuntan a mejorar la vida de nuestros compatriotas, en especial de aquellos que más lo necesitan. Tenemos el compromiso de seguir avanzando a través del diálogo y los acuerdos en miras de un Estado de Bienestar, que cuide, proteja y empuje al desarrollo de nuestra nación sin descuidar jamás las esperanzas de cada uno de sus habitantes.

El tiempo ha demostrado que podemos enfrentar con éxito e inmediatez los desafíos para los cuales fuimos convocados. Por ello, con más convicción y esperanza, seguimos trabajando por Chile y su futuro.

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