Columna de Cristián Duarte: Una brecha pendiente



La desigualdad salarial entre hombres y mujeres ha sido un tema presente en el debate en todo el mundo durante décadas. En nuestro país el problema ha sido abordado en diversos estudios y es visto como una forma de discriminación a la mujer en el ámbito laboral.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la brecha salarial entre hombres y mujeres en Chile ha disminuido en los últimos años. Al año 2022, el salario promedio de los hombres en el país fue un 21,9% más alto que el de las mujeres. Estas cifras no son auspiciosas al compararnos con otros países de la región, en que solo nos supera Brasil con una brecha de 24%.

Las causas de la brecha son diversas y complejas. Algunas tienen un origen cultural e histórico que se ha traspasado al contexto económico y su evolución ha sido positiva pero muy lenta. El mercado laboral ha tenido, en particular en ciertas actividades como construcción y minería, una presencia mucho menor de las mujeres y cuando participan lo hacen en actividades que por su naturaleza tienen una menor remuneración. Hay claros esfuerzos gremiales y empresariales por aumentar la presencia femenina en esos rubros pero aún hay mucho por hacer. Asimismo, no deja de llamar la atención que en ciertas carreras profesionales, sin que existan barreras específicas para la mujer, simplemente cuentan con una matrícula muy inferior a la de los hombres. Un ejemplo de ello es la baja participación de mujeres en las carreras del área de tecnologías de información tan demandadas y bien remuneradas en la actualidad.

Otro elemento a considerar es la asociación de las mujeres a tareas del hogar y cuidado de niños y adultos mayores, lo que afecta sus posibilidades de acceder al mercado laboral de forma consistente y de recibir mejores remuneraciones. Si bien es cierto gobiernos y la sociedad civil han realizado esfuerzos para su reducción, aún se mantienen diferencias significativas. Un ejemplo en Chile es la norma legal que consagra el principio de igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres que realicen un mismo trabajo. Además, se han establecido políticas de igualdad de género en el lugar de trabajo, como la promoción de la diversidad en la contratación y la implementación de medidas de conciliación laboral y familiar. Un ejemplo de esto es el postnatal masculino, una modalidad cuyo uso, sin embargo, no llega al 1% de los casos.

En conclusión, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres es un problema importante en Chile que requiere de medidas concretas y sostenidas para abordarlo. A pesar de los avances en la reducción de la brecha, aún queda mucho por hacer para lograr la igualdad de género en el mercado laboral. Las normas legales, aportan, sin embargo, como en muchas áreas, no son suficientes ni mágicas para generar los cambios que el país necesita. Se requiere un trabajo profundo en educación y cultura para que dicha diferencia siga acortándose a mayor velocidad.

Por Cristián Duarte, gerente general de Transearch

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