Columna de Estefanía Andahur: La desolación como oferta

¿Una o dos listas? PS y PPD contraponen posiciones y tensionan al oficialismo


Es sabido que los partidos políticos están fracasando en la función de ofrecer un sentido a la ciudadanía y vincularse con ella. Más bien, la política liderada por los partidos ha cobrado un tono electoralista y el acto de votar ha perdido su fuerza simbólica y de posibilidad de cambios. En este escenario enfrentamos otro intento por elaborar una nueva Constitución, siendo testigos además de la separación de dos que han sido históricamente hermanos, el PS y el PPD, que ahora están dispuestos a competir uno contra el otro.

Una división más en una elección es una discusión de interés para la élite política, no para la ciudadanía, especialmente en las condiciones estrechas en que se dará el debate constituyente. No obstante, la pregunta que abre esta división es si obedece -una vez más- solo a un cálculo electoral (que probablemente no es, porque no es particularmente favorecedor) o si, por otro lado, busca construir un camino por el centro.

Independientemente del objetivo de su decisión, las dos listas donde se ubicarán el PS y el PPD no tendrán grandes diferencias programáticas, por lo que será difícil su diferenciación por más que lo intenten. Sin embargo, la dispersión de las fuerzas políticas queda de nuevo sobre la mesa, evidenciando su incapacidad para gestar una coalición política. ¿Era este el momento para diferenciarse?

Por más que distintos dirigentes o representantes de un lado y otro hagan críticas soberbias o injustas para justificar su incomodidad y esta decisión, lo esperable es que este infantilismo quede de lado, no pensando en el objetivo de ganar más escaños en la elección de consejeros, sino por responsabilidad política con el gobierno.

Listas más, listas menos, dan igual para la ciudadanía; el gran problema que nuevamente queda a la luz es la incapacidad de los partidos -en este caso oficialistas- de ofrecer una visión de futuro a la ciudadanía, y eso sí es importante. El esfuerzo por trascender aspectos identitarios o incluso generacionales se desvanece y también la posibilidad de la izquierda de actuar en conjunto.

Sabiendo -como se mencionó antes- que el PS y el PPD probablemente no propondrán contenidos programáticos tan distintos, no puede ser más paradojal que en un intento por escribir una nueva Constitución y, así, una idea de horizonte juntos y juntas, fuerzas políticas con apuestas similares se separen.

Sabemos también que esta elección no será tan significativa, considerando el escaso margen que habrá para dar el debate constituyente en sí mismo; pero sí será significativa en un contexto de voto obligatorio, particularmente en medio de una desafección generalizada, porque puede reforzar al votante antiestablishment.

Con todo, y sea esta una elección significativa o no, el comportamiento de los partidos sigue siendo importante y no debe ser descuidado.

Por Estefanía Andahur, psicóloga

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