Columna de Gabriela Clivio: Zapatero a tus zapatos

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Foto: Andres Perez


Varias veces se le ha advertido al gobierno que lo mejor es “zapatero a tus zapatos” o, dicho de una manera más elegante, “al César lo que es del César”. Lo mejor sería enfocar las prioridades de la agenda pública en recuperar la seguridad y brindar reglas del juego claras, en lugar de jugar al juego del Estado Emprendedor, pero tristemente en varios casos la ideología le está ganando a los resultados.

En materia de la reforma de pensiones, es cierto que no sabemos ni siquiera la tasa de remplazo que se quiere alcanzar, pero como este es un tema muy técnico quiero centrarme en que a mi juicio la reforma que se discute en realidad no se hace cargo de las verdaderas variables que explican las bajas pensiones. No solo eso, quizás lo más grave es que la creación de un monopolio estatal interviene funciones que hoy operan correctamente y le agrega riesgos al sistema sin un claro y demostrable ahorro de costos (algo así como lo que pasó con el gas a precio justo).

Sin lugar a dudas la cotización adicional del 6% debería ir a las cuentas individuales. Además, se tendrían que escuchar las demandas de los cotizantes y considerar que la PGU ya cubre la necesidad de solidaridad del sistema. Cualquier otra solución no es más que un impuesto adicional. Por otro lado, el tema menos abordado y comentado que consiste en eliminar las comisiones de intermediación perjudicará las pensiones (10% aproximadamente) y afectará la diversificación de los fondos administrados, lo cual aumenta el riesgo.

El proyecto de reforma actual no se hace cargo de las verdaderas variables que explican las bajas pensiones. Si bien aumenta la tasa de ahorro y crea mecanismos de compensación por género y brechas, entre otras cosas, no ataca temas cruciales como son la edad de jubilación que se mantiene constante desde el año 1981 ni la informalidad en el mercado laboral. Por muy impopular que sea, se debe aumentar de manera gradual la edad de jubilación igualando las edades de jubilación de hombres y mujeres, y con respecto a la informalidad se debe buscar que las personas que trabajan por cuenta propia, emprendedoras y trabajadoras de plataforma coticen en el sistema previsional.

La creación de un monopolio estatal no es el camino hacia las mayores libertades que buscamos. Nos quejamos de una Constitución que debe ser remplazada por haber sido originalmente redactada en un período no democrático, pero pareciera ser que restringir las libertades de elección de todos no le hace ruido a la autoridad. La decisión de crear un monopolio estatal interviene funciones que hoy operan correctamente y como dije antes, le agrega riesgo al sistema sin un claro y demostrable ahorro de costos. Así como está planteada la reforma busca centralizar en un ente público y monopólico funciones que las AFP desempeñan con eficacia y oportunidad, tal como fue demostrado durante los pagos de los retiros, lo que contrasta con el lento pago de la PGU por parte del IPS. Lo más importante es que la reforma reduce las opciones de elegir en la administración de las cuentas, obligando a los afiliados a ser atendidos por un solo ente.

Por Gabriela Clivio, economista y académica

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