Columna de Gonzalo Cordero: El experimento



Así se titula una excelente película alemana dirigida por Hirschbiegel, el mismo director de “La caída” y otras joyas del cine contemporáneo. El fime se inspira en el famoso experimento de la cárcel de Stanford y, entre otras cosas, transmite lo bárbaro y cruel que resulta experimentar con seres humanos; de hecho, cada vez hay más resistencia y límites para hacerlo con animales. Por eso, es tan violenta la frase de Mazzucato: “muchos economistas en el mundo estamos mirando a Chile como experimento para matar el neoliberalismo”.

Se puede decir, sin temor a equivocarse, que esta economista ítalo-americana es el verdadero ícono pop del Frente Amplio: en ella se inspiran, la citan con frecuencia y constituye el respaldo intelectual de buena parte de su proyecto. Digamos que Mazzucato corrigió el uso de la expresión “experimento”, atribuyéndola a un error de traducción; en realidad, habría querido decir “experiencia”. La explicación es poco convincente, pero al menos supone conciencia de lo inaceptable que es pretender experimentar con los habitantes de un país, aunque en la práctica es lo que un grupo de pretendidos iluminados está haciendo desde el 18 de octubre de 2019.

Sin embargo, la otra parte de la frase, esa de “matar el neoliberalismo”, también merece algún análisis. Cada vez que alguien usa el verbo “matar” denota un rechazo extremo, violento, supone la intención de hacer desaparecer para siempre, evoca el destino que Roma le propinó a Cartago al término de la tercera guerra púnica. Es que esta es la reacción que las sociedades libres provocan en los estatistas, no las toleran, las ven llenas de injusticias, con algunas personas que tienen éxito y con otras que fracasan, con estudiantes brillantes y otros que reprueban; pruebas de acceso a la universidad en las que hay inaceptables puntajes nacionales que, por supuesto, hay que suprimir.

Con evidente menos glamour que Mazzucato, pero con más sinceridad, lo dijo el mítico “pelao” Rojas Vade, cuando todavía era el referente moral del “estallido”: “Yo prefiero que Chile sea pa’todos una gran mierda o que sea pa’nadie; así de simple”. Hay que reconocer que esa vez sí dijo la verdad, porque eso es lo que piensan y, en el fondo, es así de simple. Creen, sin dudar, que el destino de las personas está determinado por condiciones externas en las que no hay mérito: el hogar en que naciste, las personas que conociste por azar o, incluso, las condiciones naturales, físicas o intelectuales que “te tocaron”.

El problema es que la gente quiere ser libre, progresar, decidir y vivir su propio proyecto de vida, diferenciarse del resto, tener más éxito que los demás o no. Porque también hay otros a quienes no les interesa ese tipo de éxito, quieren una vida espiritual, dedicarse al arte o a la ciencia. La sociedad que Mazzucato quiere matar permite todo eso y, aunque imperfecta, se basa en la condición esencial de la vida humana: la libertad. Tal vez por eso, sin querer, casi inconscientemente saben que algo tienen que matar.

Por Gonzalo Cordero, abogado

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