Columna de Héctor Soto: Al límite

Chile Vamos salió en bloque este martes luego de una reunión con el Presidente Sebastián Piñera en La Moneda. Foto: Agenciauno


Tres o cuatro días después de que distintos dirigentes políticos, tanto del oficialismo como del arco opositor, expresaran sus reservas sobre la posibilidad de alcanzar consensos políticos en este momento, el Presidente Piñera convocó el lunes pasado a un gran acuerdo nacional, asegurando que en tiempos de pandemia “el diálogo y la colaboración son más necesarios que nunca”.

Días antes, hasta el propio Mandatario había tomado alguna distancia de la iniciativa del llamado inicial suscrito por el diputado Desbordes y el exministro Insulza, diciendo que primero Chile Vamos debía unificar criterios al respecto. Algo tiene que haber ocurrido entre ese planteamiento y el llamado del lunes. Entremedio, aparte de las habituales conversaciones y contactos en el plano de la informalidad, y de una extraña apertura en la opinión pública a la idea, hubo una reunión del comité político de La Moneda de los lunes, poco después de la cual el Presidente hizo su llamado. En principio, los ejes del acuerdo deberían contemplar tres esfuerzos -contra la pandemia, para la protección social a los trabajadores y las empresas más vulnerables, y para la recuperación de la economía después de la emergencia sanitaria- y, en principio, no se contemplan mayores acuerdos de contenido político.

No hay mucha claridad acerca de las razones que tuvo el Presidente para cambiar de posición, no obstante que él siempre ha declarado receptividad a los acuerdos. Es posible que se haya asustado con los números que ha ido tomando la pandemia. Es posible que haya dimensionado la carga descomunal que tiene su gobierno en los próximos 18 meses en términos de empleo y ayuda a las familias que caerán en la pobreza. Y es posible también que haya visto que tiene algo que ganar en esta pasada.

Nadie podría poner en duda la conveniencia de llegar a acuerdos de esta naturaleza en beneficio de la gobernabilidad del país. Todos sabemos que la experiencia de los últimos dos años ha sido muy insatisfactoria, porque hubo varios y largos momentos en que, a raíz de los desencuentros entre gobierno y oposición, el sistema político prácticamente se atascó. Dejó de funcionar: ni para adelante ni para atrás, como lo prueban numerosas iniciativas legales estancadas o perdidas en los laberintos del Legislativo.

Más allá del imperativo de desbloquear el sistema político, en todo caso, el gobierno deberá evaluar muy bien el tipo de acuerdos que se propone lograr. La experiencia de la negociación que tuvo lugar la madrugada del 15 de noviembre ya dejó al Presidente muy a la intemperie en términos de apoyo ciudadano. Mucha gente de la oposición y del oficialismo dice que en ese momento no cabía otra salida -sí, puede ser-, pero es un hecho que gran parte de la derecha quedó con una sensación muy amarga. Todo esto es debatible. Lo que es indesmentible, en cualquier caso, es que el acuerdo redujo, pero no fue no capaz de desarticular las movilizaciones y protestas, porque los problemas de orden público continuaron.

Es válido preguntar si acaso ahora no ocurrirá lo mismo. El gobierno tiene protagonismo en los tres planos que llamó a consensuar -crisis sanitaria, protección social y reactivación de la economía- y no se entiende bien a cambio de qué quiera compartirlo ahora con la oposición, sobre todo cuando la propuesta de fondo del sector -y para la cual se han estado afilando todos los cuchillos- no va mucho más allá de un programa de gasto que llevaría la capacidad de endeudamiento del Fisco a límites que van a comprometer nuestra economía por un buen tiempo. ¿Cuál sería la ventaja, entonces, si eso mismo se puede hacer con acuerdo o sin acuerdo?

Es cierto que el país literalmente está al límite, ya no solo en su sistema de salud, y la primera prioridad debiera ser consensuar un plan razonable para salir de esta crisis. No cuesta mucho imaginar lo que podría aportar el gobierno. Está menos claro el aporte que podría poner la oposición.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.