Columna de Macarena García: Propiedad y desarrollo: una relación indivisible

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Por Macarena García, economista senior de L y D

La Constitución vigente consagra el derecho de propiedad, el que busca asegurar que las personas, emprendedores e innovadores puedan gozar del merecido fruto de su trabajo y esfuerzo. Sin embargo, se escuchan preocupantes y recurrentes voces que sostienen que esta protección a la propiedad es desmedida, ya que “limita el avance hacia un Estado social de derecho, tal como lo han hecho los países nórdicos, alcanzando los mayores niveles de desarrollo humano”. Bajo esta premisa, habría una “rivalidad” entre derecho de propiedad y desarrollo. Afín a esta creencia, la Convención ha propuesto y aprobado normas que debilitan sustancialmente este derecho.

Llama la atención de este avance -o retroceso-, que se basa en un argumento que desconoce completamente la realidad de dichos países en términos del respeto a la propiedad. Tal como lo establece Mauricio Rojas en el documento “Propiedad privada, desarrollo e igualdad”, el índice de protección del derecho de propiedad elaborado por la Heritage Foundation muestra que todas los países desarrollados, y en especial los nórdicos, protegen más este derecho de lo que lo que hace actualmente Chile.

Adicionalmente, el autor encuentra una elevada correlación entre la protección del derecho de propiedad y el desarrollo humano ajustado por la desigualdad (IDHD), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Este hallazgo no es sorpresivo. La protección de la propiedad apunta al corazón mismo de cómo funcionan las economías, al generar los incentivos adecuados para que las personas consuman y las empresas arriesguen y realicen inversiones productivas, pilares del crecimiento económico y del desarrollo integral de los países.

En esta misma dirección apuntan los sólidos resultados de Besley y Ghatak (2010), donde descubren los principales canales por los cuales los derechos de propiedad afectan la actividad económica. El primero es el riesgo de expropiación, que reduce la inversión, ya que las personas tienen incertidumbre respecto de si podrán apropiarse del fruto de su trabajo o inversión; el segundo se refiere a derechos de propiedad inseguros, que generan inversiones improductivas económicamente para defender dicha propiedad; el tercero es el fracaso en generar las ganancias de productividad del comercio, ya que una economía productiva requiere que los activos se movilicen para ser utilizados por aquellos que pueden hacerlo de manera más productiva, y las mejoras en los derechos de propiedad facilitan esto; y el cuarto es el uso de la propiedad como respaldo de transacciones. Las economías modernas requieren garantías como respaldo para los mercados financieros, como los de crédito, dado que los activos pueden ser usados como garantías.

Así, la evidencia demuestra que los países que han resguardado fuertemente el derecho de propiedad, han alcanzado su éxito como sociedades avanzadas ¡e igualitarias!

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