Comunicación saludable


Después de la tradicional presentación de los números llovieron los aplausos al nuevo estilo del ministro de Salud. No solo por la claridad de los datos, sino porque el nuevo ministro, que conoce bien los medios, entiende el valor de estos como parte de la estrategia contra el Covid. Durante su desempeño en el Cituc y en el Colegio Médico se apalancó correctamente en los medios para transmitir mensajes y construir reputación. Ahora será más dura la contienda, pero el contraste con su antecesor, que dijo que la prensa inventaba mentiras, ya es un avance. Se ve una comprensión del valor de las comunicaciones en la construcción de una estrategia exitosa para la pandemia.

La OMS y numerosos estudios le dan alto valor a la comunicación para la salud. El organismo internacional la define como una herramienta para inducir la adopción de medidas que protejan la salud de las personas, las familias, las comunidades y los países. Por tanto, su buen o mal desempeño impacta también en los resultados de un país en el combate contra una pandemia.

Bajo esa lógica vale la pena mirar los días de finales de abril, cuando el gobierno cayó en la tentación de declararse campeones mundiales de la lucha contra la pandemia, y echó por tierra todo el cuidado que había tenido hasta entonces. Las expresiones “nueva normalidad” y “retorno seguro” constituyeron actos de comunicación que probablemente indujeron a las personas a tomar actitudes que finalmente repercutieron en la expansión del Covid-19. Una manifestación audiovisual de esos días de fiesta peligrosa fue la apertura del Apumanque. La presión por la cercanía del Día de la Madre, junto con el ansia presidencial de mostrarse exitoso, produjo una mezcla venenosa, quizá de peor efecto que los eventos clandestinos que las autoridades policiales suelen desarmar en estos días.

Al nuevo ministro le tocará bailar con la desesperanza. En su columna dominical, Héctor Soto llamó la ‘hora del lobo’ este momento sin claridad de cuándo saldremos de esta. También le tocará decirles a las personas que no pueden salir a buscar el sustento, porque la muerte anda por las calles frías a toda hora. Los alcaldes de las comunas más populares de Santiago han visto de primera fuente a los antiguos vecinos de clase media clamar por comida e ingresos pronto. Y, sin duda, tendrá que lidiar con los desconfiados de siempre, que no le darán tregua en las redes sociales buscando el más mínimo detalle para quebrarlo antes de que se instale en su oficina.

Es tarea para valientes, y las comunicaciones pueden jugar un rol importante. Un tono comprensivo, de inclusión, de escuchar distintas voces, de aceptar las críticas fundadas a los datos, de no tratar de mentirosas a alcaldesas y periodistas va a ser de mucha ayuda en estos días. Un cambio estructural en el manejo de las estadísticas, pensadas para diseñar caminos que muestren luz y no autoasignarse buen manejo, permitirá tranquilizar a especialistas y medios. También un reciente acuerdo entre el gobierno y oposición que permite un marco económico para asegurar un ingreso a las personas que deben quedarse en su casa es un buen relato para contar en esta tercera etapa de la lucha contra la pandemia.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.