Confusa posición argentina frente al FMI

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La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) culminó ayer su visita de una semana en Argentina como parte de las negociaciones iniciadas con el nuevo gobierno argentino sobre la deuda que ese país mantiene con el organismo. El equipo del Fondo emitió un comunicado en el que reconoce que la deuda pública del país no es "sostenible", por lo que solicitó una "contribución apreciable" a los acreedores privados, "para ayudar a restaurar la sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad". El actual Presidente transandino ha insistido en su intención de cerrar las negociaciones y llegar a una solución antes de fin del próximo mes, plazo que parece ambicioso.

Durante el anterior gobierno el FMI aprobó un paquete de ayuda financiera por US$ 57 mil millones, de los cuales alcanzó a entregar US$ 44 mil millones. Un monto que el Mandatario ha insistido que el país no está en condiciones de pagar en la medida que Argentina no salga de la crisis económica que atraviesa, sumida en una profunda recesión y un fuerte cuadro inflacionario, además de una deuda pública que llega al 90% del PIB. Por ello, aspira a lograr una reestructuración de la deuda con el FMI y con los bonistas privados a los que el país adeuda cerca de US$ 65 mil millones.

Hasta ahora el Mandatario y su ministro de Economía, Martín Guzmán, han apostado a una normalización de las relaciones con el organismo. Sin embargo, el fin de semana la vicepresidenta transandina Cristina Fernández, en Cuba, criticó duramente al FMI por negarse a una rebaja de capital de la deuda, sosteniendo que "el estatuto lo prohíbe". Según ella, el organismo también violó el estatuto al prestarle dinero al gobierno de Mauricio Macri, por lo que ese argumento no sería sostenible, algo que el FMI negó. E insistió que si el organismo no acepta un recorte el país no devolverá "ni siquiera un centavo" de ese préstamo.

Los dichos de la exmandataria, pese a que luego fueron respaldados en parte por el actual Presidente, mostraron una discrepancia con el tono dialogante mostrado hasta ahora por la Casa Rosada y se produjeron justo cuando la misión del organismo se encontraba en suelo transandino. El Mandatario ha insistido que las negociaciones con el organismo son "un juego de póker". Por ello, no queda claro si los dichos de Cristina Fernández son parte de una estrategia o dan cuenta de una divergencia entre esta última y el Mandatario sobre el camino para llegar a un acuerdo con el FMI.

Cristina, en su calidad de vicepresidenta, está lejos de ser una figura decorativa dentro del gobierno. No solo posee un fuerte ascendente sobre importantes sectores del gobierno, sino que controla al bloque oficialista en el Congreso. Y considerando que sus dichos contrastan con el tono pragmático mostrado por Alberto Fernández resulta urgente despejar las dudas sobre la línea que primará frente a las negociaciones con el FMI, sobre todo si se toma en consideración que el organismo no hizo ninguna mención en su comunicado a las negociaciones respecto del millonario programa de asistencia que concedió a Argentina.

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