Cuarentenas: un “Paso a Paso” que va lento

Una persona realiza actividad física en Parque Bicentenario, en el inicio de la fase de transición y desconfinamiento durante la pandemia por COVID-19 que vive el país

Con los debidos cuidados, y para atenuar los efectos del encierro, podrían flexibilizarse algunas restricciones, como permitir la práctica del deporte los fines de semana, o ciertos desplazamientos por el país.


Pese que a partir de esta semana otras nueve comunas pasaron a la etapa de transición, lo cierto es que el plan “Paso a Paso” anunciado por el gobierno hace más de un mes avanza más lento de lo esperado. No solo porque todavía hay una parte importante de la población que sigue en cuarentenas que ya superan los 100 días -en la Región Metropolitana (RM) son 3,7 millones de personas-, sino también porque la mayor parte de las comunas parece atrapada en la fase 2 del plan (“transición”), sin señales de que en el corto plazo puedan seguir avanzando. Cabe considerar que en la RM solo cuatro comunas periféricas están en la etapa 3 y ellas concentran 132 mil habitantes, esto es, el 1,6 % de la población de la región.

A diferencia de otros países, el plan de apertura planteado por el gobierno no es fácil de evaluar, porque no establece fechas estimativas para cada etapa. En el mundo, estos planes suelen tener métricas de tiempo, que aunque pueden ser flexibles, entregan al menos un objetivo medible, una suerte de cronograma frente al cual la población puede tomar conciencia acerca de la efectividad de las medidas.

En Chile, si bien no hay plazos, parece evidente que en la medida que la etapa 2 se prolonga cada vez más, sugiere falencias en el plan. Esto puede suceder por dos razones: o porque no estamos haciendo las cosas bien, o porque el plan está mal diseñado. Respecto de lo primero, ya se sabe que la clave para una apertura segura es testear, trazar y aislar. En esto, Chile ha avanzado, pero todavía está al debe. Se requiere entonces redoblar los esfuerzos en aquello, porque es la única manera de avanzar desde confinamientos generales a selectivos, sobre todo cuando en varias ciudades hay señales de rebrotes.

Respecto del plan, en la medida en que los tiempos se alargan, las autoridades debieran pensar en la manera de flexibilizar las etapas, como una forma de ir avanzando, aunque sea de manera parcial. Por ejemplo, se podría evaluar liberar la restricción de movilidad los fines de semana en comunas que se encuentren en etapa 2 y con buenos indicadores, pero sin permitir reuniones de 50 personas como establece la etapa 3. Siendo esos días los más apropiados para salir a caminar o hacer deportes -algo recomendado por todos los expertos-, no se entiende que ello esté prohibido.

Una buena noticia es que la autoridad anunciaría hoy la flexibilización de las restricciones de movilidad para los mayores de 75 años que no se encuentren en comunas bajo cuarentena. Se sabe que este grupo es el de mayor riesgo, pero también diversos estudios ya han advertido sobre el enorme daño que el prolongado confinamiento está provocando sobre la salud mental y física de estas personas.

Los niños son otro tema fundamental. Los permisos para que puedan salir en las comunas en cuarentena fueron aprobados en forma muy tardía y todavía son muy selectivos. Lo mismo sucede con el retorno a los colegios. La experiencia muestra que las clases presenciales no son un motor principal de contagio y así lo corroboró la OMS. En Chile aquello está pensando para la etapa 4, pero si no vamos a llegar a ella en el tiempo adecuado, habría que pensar en planes más selectivos. Sobre todo, teniendo en cuenta el reciente estudio del Banco Mundial, donde advierte que los escolares perderán el 88% del aprendizaje sin clases presenciales.

Otras medidas, como es el traslado de personas a sus segundas viviendas o simplemente a lugares distintos de donde residen -lo que recién se considera en la etapa 5-, también podría regularse mejor en vez de prohibirse. Bastaría pensar, por ejemplo, qué comunas se pueden visitar o por cuánto tiempo.

Buscar formas de flexibilizar el plan “Paso a Paso” de una manera segura debe ser un objetivo de la autoridad. Si las etapas son difíciles de cumplir y se eternizan, entonces hay que ir liberando selectivamente. Para el plebiscito de octubre ya se hizo algo así, porque si dependiera del plan, no se podría realizar. Pues bien, usar la misma lógica para otras actividades es algo que se podría comenzar a aplicar, teniendo presente que cada decisión debe ser minuciosamente evaluada a la luz de los criterios sanitarios, pues como se ha visto, el virus está lejos de haber desaparecido y la posibilidad de una segunda ola de contagios es real.

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