Cuenta con cuento

Piñera
AgenciaUno


El discurso de ayer del Presidente Piñera tiene un mérito fundamental, su plena consistencia con el discurso del candidato Piñera, el que lo llevó a obtener la Presidencia de la República con un 54% de los votos. El tema fundamental no es si fue una lista de supermercado o un relato -fue ambas cosas-, sino que volvió a perfilar lo que se había tendido a desperfilar progresivamente en estos meses: el objetivo central de conducir el país al desarrollo, mediante una segunda transición.

El concepto de un desarrollo que es mucho más que cifras, es calidad de vida, es integración en un proyecto común, pero sobre todo es progreso en base al esfuerzo personal, es lo que constituyó el eje central del discurso y se agradece, porque es volver a poner el énfasis en un modelo y en un camino. El modelo es el del progreso, sobre la base de la libertad individual y las fuerzas creadoras que esa libertad desata; el camino, es el de los acuerdos, la búsqueda de mayorías más allá de las fronteras del propio pacto. Ese fue el de la transición a la democracia, que ahora se plantea para hacer la transición al primer mundo.

Hubo críticas al gobierno pasado, inevitable y también coherente con lo que fue la opción ganadora en la presidencial, pero estuvo muy lejos de ser un discurso que se quedara pegado en esa crítica o que cayera en un discurso odioso. Parece que una parte de lo que fue la Nueva Mayoría todavía no encaja la derrota y le cuesta aceptar que esas críticas tienen la validación de la voluntad democrática.

El discurso exhibió también una dosis importante de realismo político, la conciencia de que se trata de un gobierno con minoría parlamentaria, que requiere moderar sus expectativas, que necesita votos de la vereda del frente y que, por lo tanto, es mejor el avance moderado, pero real, antes que las ilusiones vanas de cambios que nunca ocurrirán en la realidad.

Pero no todo interpretó de manera coherente un ideario de centro derecha; el proyecto que reemplaza el CAE, si bien consistente con las propuestas del primer gobierno del Presidente Piñera, deja fuera al sector privado de la gestión de los créditos, eso sólo augura un sistema en que la incobrabilidad será altísima, porque ningún sector político tendrá el coraje de perseguir realmente a los deudores.

Por otra parte, la anunciada reforma al sistema de Isapres no queda claro y, lo que es peor, parece traicionar el criterio con el que se ha enfrentado la discusión previsional. En efecto, no se entiende por qué en salud tendrían que ir las cotizaciones a un fondo común redistributivo, mientras en pensiones se ha sostenido que la redistribución debe hacerse con fondos generales de la nación. Abrir la puerta a la redistribución de esta manera es abrir la caja de pandora.

Con todo, es el discurso con el relato ganador.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.