Déjà vu

Reuters


Ya está. Volvemos a lo mism. Los niños y niñas abandonarán esta semana sus estudios (esos que les pagamos entre todos) para reclamar por "no más lucro", "no más deuda" y (no se burle, por favor) "no más educación sexista".

Lo del lucro y la deuda no tiene novedad alguna. Lo vienen insistiendo hace rato y, a estas alturas, resulta evidente que ninguna reforma o modificación legal los dejará contentos. Quieren que les condonemos toda cuenta por pagar y ahora, incluso, tienen a su haber diputadas que están en la misma condición, así que sospecho que esas lucas, tarde o temprano, las terminaremos poniendo los contribuyentes.

Pero la novedad, creo yo, es esto de la educación sexista. Hay que salir a las calles para que, de ahora en adelante, los profesores cuiden su lenguaje. Se refieran a "alumnas y alumnos" cada vez que llamen su atención en clases. También para que cada escuela cuente con a lo menos tres opciones de baños y para que, de una vez por todas, se enseñe sobre la vida de los próceres de la patria en perfecto equilibrio de figuras femeninas y masculinas. Basta de optar entre O'Higgins y Carrera. No más Prat o Condell. Uno de cada lado será la condición.

Ya sé que me calificarán de retrógrado, sexista, ultra conservador y bla, bla, bla. Pero mi punto es otro: los niños y niñas siempre encontrarán una excusa para protestar. Por definición, toda dirigencia estudiantil debe subir la vara de su antecesora en cuanto a convocatorias y llamados a la acción.

Cuando comenzaron con esta chacota los ahora avejentados pingüinos, los lemas eran tan diversos como la necesidad de contar con pase escolar gratuito en pleno verano. O sea, pasearse en transporte público a costa de todos nosotros, para ir a visitar a los amigos, acudir a la piscina o llegar a la hora al recital.

Y ganaron ese round y seguirán, por lo mismo, apuntando cada vez más alto. Y los chicos del Frente Amplio tendrán que decidir si los apoyan o traicionan. Porque ya dijeron que las comisiones de Piñera no son necesarias porque se saltan el legítimo espacio democrático de discusión, que –a su juicio- es el Congreso (nota: cuando ellos estaban en la calle no opinaban lo mismo). Vamos a ver si mantienen esa coherencia y le explican a estos niños y niñas que en un país democrático no se sale a la calle a cada rato. Porque estorban y abusan de los espacios y de los derechos comunes a todo ciudadano. Y porque las reformas importantes se discuten, precisamente, en el Congreso.

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