¿Derecha engañada?

Ley Antiterrorista


Últimamente se ha podido constatar la desilusión de sectores importantes de la derecha, especialmente en la UDI y RN, por las posturas adoptadas por el gobierno en materias "valóricas". Ésta se justificaría doblemente. De una parte, porque se estarían dando pasos no comprometidos durante la campaña electoral ni en el programa de gobierno (por ejemplo, legislar favorablemente la posibilidad de la "adopción homoparental"). De otra, porque dado lo anterior el gobierno estaría desviando esfuerzos del cumplimiento de promesas realizadas que fueron altamente votadas por la ciudadanía (seguridad, infancia, pensiones, crecimiento económico, paz en La Araucanía) a cambio de seguir en demasía los vaivenes de la "calle" y las exigencias de grupos minoritarios pero vociferantes. Como botón de muestra: el haberse sumado acríticamente a reivindicaciones feministas ideologizadas. Similar desconcierto expresan muchas personas no militantes afines al sector.

El desencanto de aquellos puede entenderse. No es lo que querrían para Chile. Pareciera que en el fondo de sus conciencias no están de acuerdo en aspectos esenciales con las iniciativas del gobierno que han apoyado. Hubiesen esperado otra cosa. ¡Sí!, puede ser, se comprende. Sin embargo, no resulta posible creer que se sientan engañados. Salvo para unos pocos ingenuos radicales, lo que está ocurriendo era lo esperable. Las convicciones que mueven al Presidente y su equipo más cercano en este ámbito da la impresión que se reducen a la defensa de la vida (aunque nunca tanto como para intentar revertir la "despenalización del aborto" en tres causales) y muy poco más. Era predecible lo que se podía esperar de un gobierno encabezado por él y su círculo de hierro en temas como familia, matrimonio, género, adopción. Obviamente la carga sería estibada para donde pareciese que se inclina la mayoría circunstancial, en dirección de conseguir la aceptación por parte de élites de opinión pública reducidas pero influyentes o en orden a mostrarse centrista, moderado, moderno, evitando el riesgo de ser tildado de "cavernario".

No hay, por lo tanto, espacio para el desengaño entre quienes sabiéndolo no quisieron hacerse cargo y optaron por unirse al carro de la victoria sin poner mayores condiciones, sin intentar levantar otras candidaturas (incluso desestimando buenos nombres entre los suyos) o se sumaron numerosamente ante el llamado al "sufragio útil", temerosos y urgidos por rumores de desorden social y crecientes amenazas de un mayor deterioro en la marcha económica del país (y no pocas veces personal, claro está).

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